Para mí también lo es. No importa que hablemos de una criatura de la ficción, estoy segura de que existe en el mundo real, quizás con otros nombres y fisonomías, pero con esas esencias que enamoraron al versátil actor Roberto Romero, al punto de darle vida con una credibilidad y una gracia enormes. Con el joven actor conversamos vía WhatsApp.
¿Cómo llegaste a Renacer y específicamente al personaje de Ramsés?
Yo me encontraba todavía rodando El derecho de soñar cuando me hacen la propuesta de este casting. Estaba renuente a presentarme porque, en caso de que me aprobaran, significaba empatar dos novelas seguidas y no me sentía preparado para eso, pero me enamoré de la esencia de Ramsés que pude encontrar en las líneas que tenía para el casting y lo hice. Luego me mandaron otro casting para otro personaje, fui también, esta vez porque sentía un compromiso con Heikin, que es una directora con la que ya yo había trabajado, pero sí dejé bien claro que no me interesaba esa segunda opción, que yo el que quería era Ramsés, que si iba a pensar en mí para la novela, que pensara en ese personaje, y bueno…, me escucharon ella y Molina y me dieron a mi querido Ramsés.
Cuáles fueron los principales retos que te planteó este personaje?
Cuando ya comencé, junto a los directores y el equipo, a crear el mundo de Ramsés, su imagen, su psicología, limpiamos muchas cosas en el guión y trabajamos bastante en los ensayos, que en la televisión realmente son muy pocos… Cuando ya teníamos armado todo, que yo tenía bien claro lo que quería decir con este personaje, lo más difícil fue traducir todo eso con mi cuerpo, o sea, llevar esa información a mi cuerpo y a la pantalla, al set. Fue muy difícil, de hecho, durante las primeras semanas, fue muy complicado para mí mantener el control, porque tenía tanta información en mi cabeza, quería hacer tantas cosas, que grababa una escena y no lograba recordar exactamente qué era lo que había hecho, pero en la medida que fue pasando el tiempo, que tuve grabaciones más seguidas, me fui familiarizando más con el vestuario, con el set, con los demás actores, eso se fue asentando un poco, pero sí creo que para mí lo más difícil fue Ramsés en sí.
¿Y qué satisfacciones te va dejando?
La mayor satisfacción que me ha dejado Ramsés es haber podido interpretarlo. Como actores, somos amantes de nuestra profesión, al menos yo me considero así, adoro mi carrera y es precisamente porque me da la posibilidad de ser un bombero, un doctor, un maestro, un barrendero, un delincuente… un peluquero y, poder ser Ramsés, es de los mejores regalos, porque es una satisfacción muy grande para mí poder ser, aunque sea ese ratico en el set, esa persona valiente, sincera, honesta, elegante… Ramsés es una de las mejores personas que he conocido en mi vida, por decirlo de alguna manera, y ser él aunque sea un rato, es una satisfacción, porque tiene unos principios que la humanidad debería envidiar. Además, por supuesto, de la satisfacción de representar a una comunidad que es bastante discriminada y poder defenderla: hacer una campaña en contra de la homofobia y hacerla desde mi profesión, es una satisfacción inmensa”.
¿Cómo ha sido la retroalimentación del público?
El público me ha sorprendido muchísimo. Siempre aparece el atacador por la calle, porque vivimos en un país homofóbico y machista y aunque sí, he recibido comentarios de ese tipo, velados por una sonrisa o por un chiste, la mayoría de la gente quiere a Ramsés, se ríe con él, pero lo que más satisfactorio es que el público lo respeta y, sinceramente, ese era uno de nuestros objetivos, que la gente pudiese ver a este ser humano, a este hombre gay y, más allá de eso, reconociera a un hombre de unos principios envidiables. Eso para mí es tremendo, se lo agradezco a Heikin y a Molina y estoy contento de que la gente lo haya recibido así.
Hay grandes diferencias entre el Greg de Valientes; Alejandro, de El derecho de soñar, y Ramsés, de Renacer. ¿No crees en zonas de confort? ¿Qué te enamora de un personaje?
Greg, Ramsés y Alejandro son personajes muy diferentes que tienen, quizás, cosas en común, pero lo que más los relaciona es que es Roberto Romero quien los ha interpretado, o sea, es mi ser, mi alma, la que se ha prestado para darles libertad a esos otros personajes y, claro, al ser yo el que los interpreta, estoy consciente de la zona de confort e intento siempre escapar de ella, por supuesto, utilizando la técnica de actuación que se nos ha enseñado y que uno mismo se ha ido construyendo; ignorar esa zona de confort sería una tontería, realmente cuando la reconoces, sabes que tienes que huir de ahí.
«A mí lo que más me atrapa de mis personajes es la fortaleza de su pasión, de su objetivo, o sea, con cuánta fuerza quieren alcanzar algo, con cuánta fuerza se levanta por las mañanas a defender algo, a continuar viviendo por algo. Si esa pasión, si ese objetivo no es lo suficientemente fuerte, para mí el personaje pierde peso y, por supuesto, pierdo interés, por eso siempre intento llevar al máximo ese objetivo y esa pasión. Hay casos en que el guion no es favorable para esto, entonces me apoyo en lo que queremos decir como equipo, si lo que queremos decir a través del personaje es fuerte, esa es también una manera de enamorarme y de acercarme y defenderlo con más veracidad».
Roberto, imposible no hablar del teatro. ¿Qué lugar tiene en tu carrera y en tu vida?
Cuando yo era niño, veía actores ya consagrados hablando sobre el teatro con tanto amor, con tanto respeto, con tanta admiración, y ahora puedo comprender por qué. Yo, desde que me gradué en 2016, estoy trabajando en el teatro, por fortuna. Ahí he aprendido el 90 por ciento de lo que sé, le tengo un agradecimiento infinito, creo que soy mejor persona por hacer teatro. El teatro me da la posibilidad de conectar con mis compañeros, con el público cuando está en la sala, me da la posibilidad de liberarme, es mi psicólogo, mi psiquiatra, lo es todo para mí, creo que nunca dejaré de hacer teatro.
Has tenido experiencias en los principales lenguajes —digamos— de la actuación (teatro, televisión, cine…) Si te obligaran a quedarte con uno solo de estos medios, ¿cuál escogerías?
El teatro es mi vida, pero, por favor, les pediría que no me pusieran a escoger, porque también me encanta el cine. He tenido muy poca experiencia y me encantaría tener más, creo que es otro medio donde el arte de hacer arte es importante y quisiera más oportunidades para conocerlo mejor. Por favor, que no me pongan a escoger, porque ya te digo: el teatro es la vida.
Proyectos actuales y para el futuro inmediato…
Ahora mismo estoy ansioso por continuar con las funciones de Réquiem por Yarini, que está siendo una experiencia tremenda, con mucho público, muy buena aceptación y un elenco de lujo, desde actores muy jóvenes hasta otros ya consagrados como Verónica Lynn o Fernando Hechavarría, y yo estoy ahí, muy feliz, siendo dirigido por Carlos Díaz. Lo más próximo que tengo es un cuento que voy a grabar para la televisión, dirigido por Carmelo Rubio, y este año debe salir una película en la que tuve la suerte de trabajar, dirigida por Omar Alí.
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