La trova como esencia del espíritu del cubano marcó el inicio del XXXVIII Coloquio de la Cultura Espirituana, espacio que en vísperas del cumpleaños de la añeja urbe siempre convoca a las ciencias para auscultar la vida sociocultural de la nación.
“En la trova están nuestras alegrías y tristezas, lo épico y lo lírico. Está lo que no le puede faltar nunca al cubano de creer siempre. Es una afirmación del pasado y seguridad hacia el futuro”, compartió en las palabras inaugurales Juan Eduardo Bernal Echemendía, Juanelo, investigador espirituano.
El evento hace justicia a la sonoridad que enaltece el pentagrama no solo de Sancti Spíritus, sino de todo el país y que fuera de fronteras nacionales no deja márgenes a las dudas de que procede de este archipiélago.
Trascendencia semejante tiene el resto de los temas que siguieron al conversatorio inicial, compartido, además, por Eduardo Sosa y Carlos Manuel Borroto. El Santiago espirituano, la Iglesia Parroquial Mayor, Tomás Capote, la música campesina y el danzón fueron algunos de los temas abordados en los estudios que conformaron el programa de la cita.
Dos jurados evaluaron las investigaciones presentadas en dos comisiones: Estudios históricos, del patrimonio, la creación artístico-literaria y las tradiciones culturales y Estudios socioculturales, comunicaciones, bibliotecológicos y de la Enseñanza Artística. En ambas se confirieron lauros.
Como es habitual, el Coloquio de la Cultura Espirituana concluyó con la entrega del Premio de la Ciudad, en el apartado de Investigación. En esta XXXVIII edición fue a las manos del dueto Elienne Fonseca y Carlos Manuel Borroto por su indagación El Santiago espirituano: siglo XIX.
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