Tras sucumbir por años casi hasta el fondo —y no justamente del agua—, el polo acuático espirituano, sobre todo el masculino, salió a flote hace poco y de qué manera.
La reanimación fue posible en la edición 60 de los Juegos Escolares Nacionales, cuando el deporte se ubicó por primera vez en posiciones cimeras en la isla gracias a los subtítulos de sus dos equipos: el femenino y el masculino.
Para las hembras, la plata fue una medalla repetida, después de lograrla varias ediciones atrás. Pero para los varones fue un boca a boca, tras décadas en las profundidades de las ubicaciones. Parte de la tabla de salvación llegó de las manos, el empeño y la constancia de Jorge Luis Bernal Cañizares.
“Los dos equipos se veían con posibilidades, las muchachas tenían un quinto lugar y repetían muchas y en el caso de los muchachos también. Fuimos con el objetivo de colarnos entre los tres primeros, los muchachos estuvieron más cerca de saborear el oro, porque perdimos la final contra La Habana ocho goles por siete, un partido cerrado, arrancamos ganando, pero a falta de dos minutos nos empatan el partido y el gol del gane nos lo echaron a 39 segundos del pitazo final; fue muy fuerte, pero lo disfrutamos”, apuntó.
¿Cómo fraguar las medallas en una piscina que está vacía casi todo el año? “Eso no depende de nosotros. En el 2023 tuvimos varias afectaciones, entramos a la piscina a finales de noviembre y fue de manera intermitente, pero cuando no tenemos agua he buscado variantes para entrenar en otras piscinas como la de la llamada Casa del Minaz, en el Chambelón, para que no se afecte la preparación. Si tú entras al agua durante tres o cuatro meses y te la quitan uno, la preparación cae al piso y lo pierdes todo”.
Constituir un equipo ganador no es como tomarse un vaso de agua. “Tiene que conformarse desde el primer día, que le inculcas ese ímpetu porque te preparas para un campeonato nacional que es una semana al año y desde el primer momento hay que trabajar en lo físico y en la mente”.
Encontrar seguidores en un deporte que en Cuba no goza de la popularidad del béisbol o el fútbol y que además casi siempre se entrena “en seco”, no ha sido tarea fácil: “Ha sido muy difícil, estás en un hábitat que no es el suyo, hay que trabajar muy fuerte para desarrollarles todas sus capacidades y que no se desmotiven. Hemos logrado conformar un buen equipo.
“Casi todos son de Sancti Spíritus, hay otros de La Sierpe, de Trinidad, de Taguasco…; les hacemos pruebas, los medimos, vemos si saben nadar, la flotabilidad, los desplazamientos y otros requisitos que exige el deporte, como la capacidad, habilidades, constitución física…”, señaló Jorge Luis.
No lo dice por modestia, pero debajo y encima del agua está él, con sus ocho años en el polo y otras virtudes. “Eso se lo debo a la experiencia y a las mañas que uno coge que te sirven a la hora de dirigir; tengo 28 años y me siento con mucho ímpetu y muchas ganas de lograr resultados. Cuando comencé en el 2019 logramos por primera vez clasificar como primeros en la zona oriental y luego cogimos bronce. Después vino la pandemia y en el 2022 fuimos subcampeones nacionales, no asistimos el pasado año, y para este el otro entrenador que trabajaba conmigo se fue y tuve que quedarme solo prácticamente, aunque aquí nos ayudamos mutuamente los entrenadores de los dos sexos”.
Bajo su influjo, varios espirituanos han llegado hasta el alto rendimiento nacional. A flote parecen emerger otros polistas. Los primeros pasos hacia la edición 60 de los Juegos Escolares ya comienzan a darse y no precisamente en el agua. El fondo de la piscina de la EIDE Lino Salabarría, sin agua nuevamente, le sirve de terreno de fútbol. Corren kilómetros en un pequeño campo. Tiran “con rabia” y el balón rebota hacia las nubes. Sudan y ríen… Segundos después, de nuevo al campo de juego cuando, según el profesor, es que comienza la preparación.
“En esta etapa hacemos énfasis en la preparación física y un trabajo profundo que hemos encaminado con estos muchachos hace dos o tres años. Hacemos estos juegos predeportivos: el fútbol, el baloncesto, el fútbol rubby, para que se vayan adaptando al juego en equipo.
“El próximo año no hay otro pronóstico que del uno al tres y para eso ya estamos trabajando. Llevamos dos años en el segundo lugar y esa espinita queda por dentro”, aseguró finalmente Bernal Cañizares.
Muere septiembre y las piscinas continúan vacías, deportes como la natación y el polo ahora, años siendo mayor proveedor de medallas a la provincia, continúan en cero con una fabrica de cloro en la vecina villa Clara y no aparece cómo traerlo.
Luego los profesores emigran pues pasan trabajo para trabajar.
Y a nadie le duele, al menos no se les ve el dolor.
Ojalá me publiquen ya que censuran todos mis comentarios.