Uno pasa horas frente a un torno, cincel en mano para que no se le escape ningún detalle; el otro dibuja con su voz la vida de los espirituanos cada jornada, con la palabra precisa y el verbo consciente: Ernesto Valdés Barceló y Jorge Luis Pérez Martínez son hijos de esta tierra que hace apenas unas horas recibieron la Orden Lázaro Peña de Tercer Grado, la más alta distinción que otorga la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
El primero, locutor de Radio Sancti Spíritus; el segundo, mecánico tornero de la Empresa Militar Industrial Coronel Francisco Aguiar Rodríguez, no imaginaron merecer tal reconocimiento, ese que surge de los sacrificios vividos en décadas, de entrega a faenas distintas, pero con el mismo fin: servir al pueblo.
MAESTRO DE JUVENTUDES
Ernesto Valdés Barceló, Premio Nacional de Radio en 2007 y también el de Maestro de Juventudes en 2022, es uno de esos seres imprescindibles en los pasillos del palacio de la radio espirituana.
Más de 60 años tras los micrófonos, con el respeto como premisa, lo hacen único, lo cual, para nada representa dar la espalda a la superación, a su juicio, importante para todo profesional de la palabra.
El profe Valdés, como muchos lo identifican, ostenta, además, la Condición Artista de Mérito, la Réplica del Machete del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia, la Medalla de la Alfabetización y el Premio Caracol en Locución, entre otros reconocimientos que atesora con humildad.
Sabe con certeza, a sus ocho décadas de vida, que cada segundo ante los micrófonos de la CMGL es como un respiro eterno y los vive a plenitud. Asume con el brillo en los ojos, cual muchacho enamorado de los sonidos, y hasta de los silencios, el arte de enseñar, otra de sus grandes pasiones.
Valdés Barceló abraza con su voz a los oyentes de la planta radial, con la elegancia que emana desde su garganta y la pureza del corazón.
LA EMI, SU SEGUNDA CASA
Jorge Luis Pérez Martínez lleva 54 años como mecánico-tornero de la Empresa Militar Industrial Coronel Francisco Aguiar Rodríguez. Por sus manos ha pasado más de un hierro, de esos que moldea con sumo cuidado.
Para él recibir la Orden Lázaro Peña es el más alto honor. Al concebirlo como algo grandioso recuerda que más que un mérito personal, es fruto del esfuerzo colectivo. Con voz entrecortada, en busca de las ideas precisas, añade que muchos otros también pudieran merecerlo.
A los 66 años, Pérez Martínez aspira a estar en la EMI mientras la salud se lo permita. Ahora el compromiso crece, y quienes le rodean cuentan con su sabiduría detrás del torno, cómplice de tantos ingenios.
Jorge Luis ostenta la condición de Vanguardia Nacional, la distinción de Destacado en la Producción para la Defensa y Destacado en la Preparación para la Defensa, la medalla Hazaña Laboral, entre otros reconocimientos de la CTC, gracias a su actuar cotidiano en esa segunda casa que conoce de memoria.
El también miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), ahora centra su atención en mostrar a las nuevas generaciones el sentido de pertenencia hacia el hacer cotidiano, y aún más, la oportunidad de enseñar a amar el sitio donde ha pasado casi toda su vida.
Sancti Spíritus se regocija con estos dos hijos. Ya sea dentro de una cabina de radio, lidiando con el estrés de un programa en vivo como el noticiero estelar o un dramatizado, donde se deja hasta la piel; o al calor del torno, creando piezas, con grasa de por medio, a sabiendas que en ello va el funcionamiento de algún equipo importante. La mayor distinción para estos dos hombres es dar sin pedir nada a cambio, solo la satisfacción del deber cumplido y saberse útiles en el tiempo que les tocó vivir.
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