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¡Los Gallos están en los play off! Esa es la noticia que ahora mismo recorre todos los contornos espirituanos, que estuvieron en vilo durante las últimas horas, mientras su equipo peleaba a muerte por una clasificación que se concretó en medio de circunstancias dramáticas.

Porque eso sí sobró en tierras cienfuegueras, donde el estadio 5 de Septiembre fue testigo del suspenso y la tensión para que los Gallos se hicieran del octavo y último boleto a la postemporada en tres partidos agónicos ante el equipo local.

Encontraron los ahijados de Lázaro Martínez una férrea resistencia de los sotaneros Elefantes, además de la presión de estar obligados a ganar, asediados como estaban por otros equipos con la misma intención de lograr la clasificación.

Para agregar tensión al melodrama llegó la lluvia y alargó la angustia al obligar a suspender el primer partido y jugar doble el segundo día, cuando, otra vez, se inundó el terreno y se decretó doble para el jueves. De nuevo apareció el agua dos veces para detener el encuentro definitivo e, incluso, obligar a la definición de juego válido, justo minutos después de deshacer un abrazo a una carrera con sus rivales —que ya les habían presentado pleito a l principio—, con un 2-1 definido en el último out.

Y es que la lluvia pareció mojar hasta los bates, que se congelaron ante un pitcheo discreto. Mas, los Gallos produjeron las carreras justas a fin de llevarse las tres victorias que necesitaban para seguir con vida en esta Serie Nacional 63 y así definir por ellos mismos cuando varias miradas del país seguían su desempeño, debido a que más de un equipo llegó a esta fecha final de calendario con opciones. Pero ellos consiguieron la imprescindible victoria 40, con un saldo de 35 derrotas, similar a equipos como Guantánamo, ante el cual ganaron una subserie que, a la postre, resultó definitoria.

Pero lo que era impensable para algunos hasta hace unas semanas — o cuando eslabonaron en un inicio aquellas nueve derrotas seguidas— se concretó por fuerzas propias. Para ser justos, los espirituanos no decidieron su plaza en Cienfuegos, pues allá llegaron en zona de clasificación después de protagonizar una remontada espectacular en el último tercio al punto de ganar 18 de los últimos 21 juegos, el mejor cierre de todos los equipos.

Los Gallos firmaron su pacto de honor cuando, tras un desempeño que dejó mucho que desear hasta “por problemas de actitud”, como lo reconoció su manager Lázaro Martínez, decidieron ponerse a hacer lo que saben: jugar pelota y entregarse en el terreno más allá de nombres, con las armas de la garra colectiva.

 Y se creyeron que sí podían, como dijo a Escambray el psicólogo Carlos Hernández tras concretar el boleto; como que quitaron a un equipo y pusieron a otro, incluso cuando sufrieron bajas importantes como las de su as de relevo Yanielquis Duardo, lesionado en su brazo de lanzar.

Ello explica que ganaran dos subseries cruciales ante Artemisa e Industriales, dos de los elencos que estaban en zona de clasificación, y luego propinaran un golpe mortal de 5-0 a Camagüey, otro enemigo que optaba por el pase a la postemporada. Lo de Holguín y Cienfuegos fue como desfallecer ante selecciones que, aunque no tenían nada que perder, podían arrebatarles el sueño.

Hay alegría en la valla y eso es lo que cuenta por ahora, cuando Lázaro Martínez al fin pudo respirar feliz después de jornadas angustiosas, en las que tuvo que tocarle la fibra a cada uno de los muchachos para extraer lo mejor en función del éxito.

Tiempo habrá para hablar del aporte individual en esta clasificación, aupada por el liderazgo de los establecidos Frederich Cepeda, Yunier Mendoza y Duniesky Barroso, en torno a quienes se nuclearon las bujías Lázaro Fernández, Miguel Martínez, Carlos Gómez, Alexis Miguel Varona, Daniel de Jesús  González y Rodolexis Moreno; o desde el box Alex Guerra, Yohannys Hernández, Yankiel Mauris, Fernando Betanzos, Carlos Michel Benavides y José Isaías Grandales; y un héroe detrás del home: Yadiel Guerra Cabello.

Tiempo habrá para hablar del colectivo técnico, que debió hacer malabares para capear el temporal de los tiempos malos y mantener la esperanza cuando las opciones parecían escabullirse. “Todo fue muy fuerte, muy intenso, pero ahora estamos felices, siempre dije que hasta el juego 75 no había nada y en ese juego clasificamos”, diría a Escambray Lázaro Martínez en la euforia por el triunfo.

Y dice que entiende la exigencia del público hacia los suyos y que ahora se concentrará en prepararse para la postemporada.

Mientras, con la tabla partida en dos entre equipos más separados en la parte de arriba y varios partidos pendientes por resolver, los Gallos disfrutan su boleto y ya después se pondrán a pensar cuál será su rival en el cruce de cuartos de final. A usted le deja, además del disfrute, el rompecabezas de los pronósticos.