Entre los profesionales de la Salud que llevan bien adentro el sentido ético de aliviar dolencias y devolver sonrisas, Maida Lucrecia Balmaceda Ponce se ha ganado un lugar de honor.
En el Hospital General de Trinidad Tomás Carrera Galiano su presencia resulta vital. De aquella jovencita que llegó como secretaria de sala conserva una disposición a prueba, además de la certeza de que el humanismo y el amor son valores que curan y salvan.
Convertirse en licenciada en Enfermería marcó el punto de partida en la vida profesional de esta mujer sensible y alegre, que predica siempre con el ejemplo.
“Ha sido un camino largo, pero enriquecedor, porque no le he fallado a mis pacientes. Este hospital ha sido una extensión de mi propia casa. Ya son casi 40 años en una labor a la que me he entregado en cuerpo y alma”, asegura.
Al ser especialista en Atención Materno-Infantil y máster en Atención Integral a la Mujer, Maida trabaja en un área que realza su sensibilidad.
“Me desempeño en el servicio de alojamiento conjunto, donde se recibe a la mamá y al bebé desde el momento de su nacimiento. Esas primeras horas son decisivas para el futuro desarrollo del neonato.
“Es el momento de iniciar la lactancia materna, algo fundamental para el recién nacido y su crecimiento. Apoyamos a la madre para que se sienta tranquila y pueda amamantar al niño de manera adecuada. Siempre es una experiencia hermosa, aunque se viva de manera cotidiana”.
Para Maida, la primera cualidad de una enfermera es el humanismo; lo dice con absoluta convicción. “También el amor y la dedicación; cuando confluyen estos valores, estamos en presencia de un alto profesional de la salud.
“Todo el que llega a una institución sanitaria es porque necesita atención profesional. Y esa no se le puede negar al paciente. Es fundamental escuchar lo que tiene que decir, realizar el examen físico y adoptar sin demora las conductas de acuerdo con su estado.
“Es verdad que hoy existen carencias en nuestros servicios de Salud, que faltan determinados insumos por las limitaciones, pero eso no justifica un mal trato ni la desidia”.
Profesora de Educación de Adultos en la asignatura de Matemática, optó finalmente por llevar la cofia de enfermera; una decisión trascendental en su vida y que la ha convertido en la persona justa y generosa que es.
Madre, enfermera internacionalista en Argelia, secretaria general del buró sindical del hospital de Trinidad, Maida Lucrecia Balmaceda Ponce tiene el don de convertir los momentos difíciles en los mejores momentos.
“Para mí ha sido un honor, un orgullo, disfruto mi profesión, doy todo lo que soy, lo que tengo y lo que sé a mis pacientes. Soy enfermera todo el tiempo y en cualquier circunstancia”.
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