Sueño cumplido del fútbol

Opacada por la vorágine olímpica, la noticia de la clasificación de Cuba a la Copa Mundial Sub-20 de Fútbol Chile 2025 casi se diluye.

Pero el peso del acontecimiento no permite que se pase por alto: es la segunda vez en la historia que el balompié cubano llega a esa instancia luego de debutar hace 11 años en Turquía y copó un cuarteto formado por potencias regionales.

Por eso aún el espirituano Yunielys Castillo Carmenate se pellizca y si se lo cree es porque al técnico de la selección cubana no le faltan ni fe ni confianza. “Este resultado es lo más grande que he tenido en mi carrera como entrenador, es lo que todo técnico quisiera —confiesa a Escambray Papo, como todos lo conocen—. Llevamos con estos muchachos cerca de tres o cuatro años, algunos incluso desde que tenían 16 años; ha sido un trabajo duro, de mucho esfuerzo por parte de los jugadores, de su familia”.

Habla de la ruta previa que incluyó no competir en los torneos Sub-17 por lo de la pandemia, unido a la no realización de los campeonatos nacionales. “Por eso todo es puro entrenamiento, fuimos al torneo previo en Nicaragua, después seguimos trabajando en La Habana y en la parte final fuimos a Venezuela y jugamos seis o siete partidos”.

Pondera, eso sí la calidad de los muchachos: “Se han logrado insertar en la selección de mayores por sus méritos y eso les ha dado un bagaje individual en su crecimiento. Por eso logramos primero la clasificación en Nicaragua, cuando mucha gente pensaba que no podríamos. Llegamos a este premundial de México con tremendo coraje, con la fortaleza que tenemos como grupo”.

Fue este un éxito, con marca futbolística, ciento por ciento cubana. “Todos son jugadores formados en nuestras EIDE, campeonatos nacionales, ninguno juega fuera, no somos un país que tenga muchas condiciones. Pasan cosas a lo interno que solo sabemos los que estamos aquí, cuesta mucho para traer jugadores del exterior, pero ellos demostraron que sí pueden”.

Lo del premundial fue puro empuje y determinación: “Para nadie es un secreto que en el grupo éramos los más débiles frente a equipos con más nombre y desarrollo que nosotros. Dijimos: “Si no perdemos el primer partido vs. Costa Rica, llegamos al Mundial”. Y empatamos, caímos 0-4 ante Estados Unidos, pero le ganamos a Jamaica y nos enfrentamos en el cruce de cuartos de final a Honduras y les dije: Muchachos, ellos son mundialistas (nueve veces) y nos han ganado con los mayores, pero esta vez se la vamos a hacer”.

Y se la hicieron. Con un gol del espirituano Samuel Rodríguez en el minuto 60 y lo que, tras el empate hondureño, pasó en tanda de penales. Teníamos confianza, fe. Tuvimos momentos tensos, como una tarjeta roja que todo el mundo vio que no lo era, con un hombre de menos, pero los muchachos no dejaron de luchar con esa gran garra y esos grandes sueños que tienen y al final salió en los penaltis”.

El disfrute no terminó ni con la euforia que causó el quinto y definitivo gol de Didier Reynoso. “Han pasado días y estamos así como preguntándonos lo mismo que sentimos en aquel momento “¡Eh!, ¿y estamos en un Mundial?”.

 Lo están. Y eso minimizó una derrota previsible ante México en la despedida del torneo: “Estamos muy orgullosos, nuestro portero fue el mejor de la competencia. Decir están en un Mundial es fácil, pero muchos han quedado en el camino, incluso potencias, y ahí está Cuba, con lo nuestro, con todas las dificultades, pero con trabajo y trabajo. Estamos en un Mundial y sueño cumplido”.