Temporada ciclónica en Sancti Spíritus: Guerra avisada no mata soldado (+fotos e infografía)

Es casi seguro que este año el país va a ser impactado directamente por un huracán, aseguró el meteorólogo Freddy Ruiz a Escambray, que en este reportaje también incluye curiosidades sobre estos eventos y las previsiones de la Defensa Civil para enfrentarlos

La naturaleza y los tendidos eléctricos también sufren el impacto de los ciclones. (Foto: Vicente Brito/Escambray).

Los viejos pescadores de Tunas de Zaza y El Médano se saben de memoria las señales del tiempo malo y cuando el mar de verdad se encabrita por el sur no queda más remedio que recoger los tiliches y salir de allí porque las olas se ríen de lo lindo mientras hacen añicos sus previsoras e ingeniosas talanqueras.

Y no se trata de un dejá vù, sino de la más pura realidad, esa que han vivido los asentamientos costeros y los cubanos en general tantas veces, cuando los huracanes asoman su temible rostro por el Caribe y ponen patas arriba todo lo que encuentren a su paso.

Aunque de tanto padecerlo la gente del mar ya casi ni se inmuta con esos truenos, este año los pronósticos ponen la piel de gallina hasta para los más avezados gladiadores de tempestades: en la actual temporada pudieran formarse 20 ciclones tropicales, 11 de los cuales quizás alcancen la categoría mayúscula de huracán.

Para completar tan alarmante vaticinio los especialistas apuntan que cuatro de estos eventos se desarrollarían en el propio mar Caribe —el área más peligrosa para la isla—, que las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en esta región llegan nada más y nada menos al 85 por ciento, que el peligro de afectación para Cuba por uno de ellos asciende al 80 por ciento, y que la posibilidad de ser alcanzada por un ciclón tropical en alguna de sus variantes alcanza el 90 por ciento.   

Las inundaciones que provocan las intensas lluvias de estos eventos causan múltiples estragos. (Foto: Vicente Brito/Escambray).

COMBUSTIBLE PARA CICLONES

Con su habitual perspicacia de viejo lobo de mar, el autorizado meteorólogo Freddy Ruiz manosea una y otra vez sus enjundiosos archivos con datos que aún preocupan más: “La norma de ciclones en una temporada, por ejemplo, en el período desde 1991 a 2020, es de 14 y de ellos, 7 huracanes. Este 2024 estamos por encima de esa media. Es casi seguro que este año el país va a ser impactado directamente por un huracán y con esta apreciación coinciden todos los servicios meteorológicos que hemos consultado”.

¿Por qué se pronostica esta temporada ciclónica tan activa?

“Se van a conjugar varios factores, primero, como se sabe, hasta el mes pasado estuvimos bajo la influencia del evento El Niño que crea condiciones desfavorables para los ciclones, pero este ya cesó. Ahora estamos en un período neutro y se espera que en los próximos meses se desarrolle el evento La Niña, que crea condiciones favorables para la actividad ciclónica.

“Además, otros elementos se van a conjugar, más complejos de explicar. También son fundamentales las altas temperaturas del mar, que ahora mismo en el Caribe se encuentran más cálidas de lo normal para la época y el primer factor desencadenante de un ciclón son las aguas cálidas, es como el combustible para que se desarrollen estos sistemas”.  

Usted ha comentado que desde hace muchos años al país no lo atraviesa un huracán de sur a norte, ¿resulta ese criterio acaso una premonición fatal para esta temporada?

“Yo no soy adivino, no puedo saber si nos va a afectar uno así, pero la probabilidad existe. Que afecte a Sancti Spíritus o no, no lo puedo saber. Estos son los que más daño hacen. Cuando pasan paralelos a las costas, solo una porción del territorio recibe los impactos de huracán y la afectación es menor, pero cuando entran por el sur y atraviesan el país hacia el norte afectan mucho más.

“El último que lo hizo fue el Lily, en el 96. Aunque entró por Cienfuegos y salió por Villa Clara, los vientos más fuertes nos afectaron porque quedan a la derecha. No estoy diciendo que este año un huracán vaya a afectar a Sancti Spíritus, pero esa posibilidad no se puede descartar, tenemos que estar muy atentos”.

¿Desde cuándo a Sancti Spíritus no lo atraviesa un huracán con esa peligrosa trayectoria de sur a norte?

“Con categoría uno fue el 20 de agosto de 1964.  Se llamaba Cleo, hizo daños sobre todo el este, en Jatibonico, la Sierpe y Yaguajay. Como categoría dos no pasa uno desde el 12 de octubre de 1945. Fue un ciclón pigmeo, muy chiquito, no afectó tanto, lo llamamos el tornado de Guasimal porque la prensa de esa época lo clasificó como un tornado por los daños fuertes que hizo en poca extensión, principalmente en la zona sur de Sancti Spíritus.

“Y categoría tres con esa trayectoria no ocurre aquí hace 138 años, desde el 21 de agosto de 1886. Entonces no se les ponía nombre y afectó a todo el territorio, más a Jatibonico y La Sierpe”.

Pero algunos consideran que las montañas del Escambray protegen a Sancti Spíritus de los ciclones.

“Ese es un criterio erróneo. Hasta cierto punto es cierto, cuando el entorno no les es favorable tienden a no chocar con la montaña, pero eso no quiere decir que nunca la atraviesen. Pueden cruzar sobre el Escambray, la Sierra Maestra; incluso, las montañas más altas del Caribe están en República Dominicana y las han atravesado. Todo depende del entorno, no podemos confiarnos”.

La evacuación de los pobladores de Tunas de Zaza se torna imprescindible ante la cercanía de un ciclón. (Foto: Vicente Brito/Escambray).

MÁS VALE PRECAVER

En la minuciosa cronología elaborada por el Centro Meteorológico Provincial sobre los ciclones tropicales que han afectado a la provincia desde el bien lejano 1786 hasta la actualidad —un compendio que reúne pelos y señales de esos eventos durante casi 240 años—, se concluye que al territorio lo afecta como promedio uno de esos eventos en cada quinquenio y con categoría de huracán impacta estos lares cada ocho años.

La Defensa Civil, una de las innegables fortalezas de Cuba, labora para reducir vulnerabilidades: “Las empresas de Acueducto, Eléctrica, Comunales y Etecsa, que tienen un presupuesto incluido con este fin, han desarrollado sus habituales trabajos de saneamiento, higienización y mantenimiento de obras. También nos hemos preparado en los grandes almacenes de Comercio para que tengan las mantas de nailon y los parles con el fin de proteger las mercancías durante un evento de este tipo”, aseguró el teniente coronel Roldán Rodríguez, jefe de ese órgano en la provincia.  

Además, mencionó las providencias tomadas con el objetivo de proteger los parques solares fotovoltaicos, el ganado; garantizar la disponibilidad técnica del transporte para posibles evacuaciones y de los más de 480 grupos electrógenos ubicados en los centros de evacuación, elaboración de alimentos, entre otros priorizados.

Aunque, debido a la compleja situación electroenergética que enfrenta el país, este año aquí no se desarrolló en toda su magnitud el ejercicio Meteoro —desplegado usualmente antes de iniciar la temporada ciclónica desde 1986—, en la provincia se trabajó en la semana de reducción de vulnerabilidades, con vistas a que los gobiernos puedan reducir las causas y mitigar los efectos de estos fenómenos, en lugar de lidiar con sus consecuencias.

“En esos días se realizó limpieza del drenaje de los canales, recogida de desechos sólidos en microvertederos, poda en las redes de telecomunicaciones, comprobación del mantenimiento de los depósitos de combustibles y lubricantes en los Cupet y en los aliviaderos de micropresas, entre otras 30 acciones”, puntualizó Zarahí Fernández, jefa del Centro de Gestión de Riesgos para la reducción de desastres en la provincia.

Esta estructura, que surgió a partir de algunos proyectos internacionales de colaboración y cuenta con réplicas en la mayoría de los municipios, se encarga de recopilar estadísticas e información sobre esos eventos meteorológicos para facilitar la toma de decisiones de las autoridades del territorio.

“Mantenemos activados 16 puntos de alerta temprana en lugares vulnerables. Allí contamos con algunos recursos y un radioaficionado con el equipamiento correspondiente para garantizar las comunicaciones. Considero que sí estamos preparados para enfrentar una temporada ciclónica”, aseguró la directiva.

¿Entonces las acciones ya realizadas le parecen suficientes como para garantizar que todo se encuentre protegido? 

“Estos eventos son impredecibles, nunca se sabe dónde va a ser el mayor impacto. Realmente siempre quedan detalles pendientes, hay que seguir trabajando, solucionar asuntos puntuales en aquellos lugares donde por falta de transporte, de combustible, de algún recurso o por dejadez no se haya podido alistar todo”.

Obviamente, por ahí aún quedan muchos tragantes y alcantarillas por destupir, infinidad de árboles cercanos a los tendidos eléctricos y de las telecomunicaciones por podar, cauces tupidos, supiaderos desbordados de basura y otras vulnerabilidades cuyos dueños —tanto entidades y organismos en sus predios como las familias en sus hogares y patios— deben apresurarse a resolver porque la temporada ciclónica ya ha comenzado a dar señales y más vale precaver que tener que lamentar.  

Mary Luz Borrego

Texto de Mary Luz Borrego
Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas económicos. Ganadora de importantes premios en concursos nacionales de periodismo.

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