Se volvió tan cotidiana, que archiva décadas de vida y resulta una movilidad determinante, al extremo que, si un día no funciona, es casi igual a dar un apagón docente en la enseñanza urbana y rural de Sancti Spíritus. El traslado de profesores hacia comunidades de toda la provincia, más que una inaplazable encomienda diaria, se inscribe como el encargo de nunca acabar y uno de los servicios más perdurables de todo el sistema de transportación en el territorio, la hombrada de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Transporte Escolar.
Cuenta entre las misiones principales de la entidad que, además de las transportaciones cíclicas de los alumnos de las escuelas internas, asume la movilidad, en ida y vuelta, de docentes hacia centros urbanos y rurales en todos los municipios, un servicio nada nuevo, aunque poco mediático —a no ser que falle—, que coquetea con lo increíble en medio de tanta limitación de combustible y otros recursos.
Desde el criterio de Eudaldo Fernández Obregón, director de la UEB Transporte Escolar, se trata de una obra de transportación que no es perfecta, reporta alta eficacia operacional, también algunas interrupciones imprevistas; un esquema que fue necesario reordenar en medio de limitaciones materiales porque, lejos de achicarse, ha caminado hacia la complejidad, no solo por la falta de recursos y el deterioro de los carros.
”Antes —señala—, lo más común era mover profesores de la ciudad a los asentamientos rurales, ahora, sin suplantar ese esquema, han nacido otras rutas, por ejemplo, traer profesores de Yaguajay y Fomento a dar clases en Sancti Spíritus o recoger docentes en Mapos y Las Nuevas, y llevarlos a igual objetivo, a La Sierpe”.
En la actualidad el traslado de profesores define en la provincia 56 posiciones e implica mover de lunes a viernes alrededor de 1 400 docentes, un encargo que, excepto la ruta de montaña Topes de Collantes, a cargo hoy de la Empresa Provincial de Transporte, por causas técnicas de los carros, es asumido íntegramente por Transporte Escolar.
Para ese empeño la entidad dispone de 61 ómnibus, donde predominan las guaguas con 40 años de explotación, se cubren recorridos por una vialidad maltrecha, a veces muy largos, en rutas que algunas terminan llevando uno o dos profesores al último asentamiento; por lejano que esté, no se queda el aula sin maestro.
Un itinerario que se vuelve más tenso cuando se une con las semanas de los pases de los estudiantes becados y, por ejemplo, un mismo ómnibus puede dar en el día cuatro viajes entre ida y vuelta, moviendo profesores y alumnos a Tunas de Zaza. Cuando a la misma flota le coincide un viaje de alumnos internos muy largo, como ese bautizado por los choferes como La vuelta al mundo, porque la guagua demora hasta 4 horas desde que sale de Sancti Spíritus y retorna a la base de Trinidad, luego de un desplazamiento en el entorno de los 120 kilómetros por la ruralidad trinitaria.
Garantizar que llegue el educador a las escuelas rurales y urbanas de la provincia es obra también del apoyo estatal a la actividad, del respaldo diario de combustible —1 200 litros de gasolina y 640 litros de diesel—, de la cohesión entre Transporte Escolar y Educación y del trabajo anónimo de choferes, mecánicos e innovadores para mantener rodando una flota con un coeficiente de disponibilidad técnica cercano al 50 por ciento.
Asumir 55 viajes diarios de profesores con 61 carros en tiempos de estrechez de recursos es fiel expresión del trabajo de una entidad que cuenta con cinco bases municipales, porque son las mismas guaguas con las que brindan un servicio conexo al Campismo, atienden otras demandas de Educación, la Escuela de Deportes, la funeraria, alquiler de fletes y cubren unas 30 posiciones de carros de guardia en escuelas con alumnos internos.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.