En medio de extensos potreros se encuentra el módulo pecuario de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Pedro Lantigua del municipio de Trinidad. Con un mínimo de recursos y la voluntad que les sobra a los hombres del campo, allí se desarrolla la cría de ganado, conejos y aves, así como la siembra, en sus propios predios, de comida.
Gracias a esta tradición que retoma el movimiento cooperativista, hoy se comparten equitativamente los resultados colectivos entre los cerca de 60 productores y sus familiares, además de garantizarse los consumos sociales, no solo para los vecinos de la comunidad de Algaba, sino en el resto del territorio.
Y aunque en no todas las cooperativas trinitarias la iniciativa ha dado frutos, la experiencia de la “Pedro Lantigua” es, sin dudas, la simiente para apostar por el fomento de los módulos pecuarios como respuesta, desde el surco, a la Ley de Soberanía Alimentaria.
EL TRABAJO ES DURO, PERO RECONFORTA
La jornada inicia temprano para Osmani Pérez Balmaceda. Cuidar el ganado, ordeñar las vacas, atender la cría de conejos, darles de comer a las gallinas… Esa es la rutina de este campesino y del pequeño colectivo que dirige.
“Hemos desarrollado el módulo a pulmón. La seca es brava y tenemos que trabajar muy duro para asegurar el alimento y el agua que necesitan los animales. El objetivo es abastecer a los cooperativistas y sus familiares; pero tampoco fallamos con las entregas al Estado”, asegura mientras acompaña a Escambray en el recorrido por las áreas.
Alrededor de los corrales sus compañeros se dedican a varias faenas; cortan la hierba y la trasladan a la sombra para luego molerla y hacer el forraje, alimentan las aves, pastorean el ganado o atienden la cría de conejos… Hay días que se empatan con las noches, pero aquí todos halan parejo.
“El módulo cuenta con cinco especies; tenemos 345 cabezas de ganado mayor, 211 hembras en la reproducción y 134 machos; 67 ovinos y 28 caprinos; 29 conejos adultos y 24 nacimientos; la cría de aves también está creciendo cada día.
“Cumplimos todos los meses los planes de leche y de carne. Es muy importante contribuir a la producción de alimentos no solo para el autoconsumo de la familia sino también para ayudar a la economía del país, sobre todo en los momentos que estamos viviendo”, dice el experimentado ganadero.
De pocas palabras, Lázaro Torres percibió los beneficios en cuanto llegó al módulo pecuario. “El salario es alto, además tengo garantizada la leche y otros alimentos para mi familia. Llevo tres años sin descansar sábado ni domingo, pero tengo una respuesta económica”.
PARA EL CONSUMO DE LOS PRODUCTORES Y DE LA COMUNIDAD
El desarrollo de los módulos pecuarios resulta una alternativa viable para asegurar el uso adecuado de los recursos en las cooperativas, incentivar el autoabastecimiento de los productores y lograr mejores resultados en la cría de animales.
Con la intuición del hombre de campo y el conocimiento que cosechó en la academia, Osdany Pérez González, el presidente de la CPA Pedro Lantigua, fue de los primeros en “empujar” la iniciativa por estos predios y el tiempo le dio la razón.
Además de cumplir con los planes de entrega de granos, viandas, y hortalizas, la cooperativa no falla en sus aportes de leche y carne vacuna, como parte de los compromisos contraídos con el Estado, al tiempo que garantiza una oferta estable de productos al hogar materno, el policlínico de Condado y una placita ubicada en la ciudad de Trinidad.
Pero tampoco pierden de vista otro encargo importante. “Contribuimos con el autoabastecimiento de los productores y sus familiares y de los más de 400 habitantes que residen en nuestra comunidad”, afirma el presidente y también diputado al Parlamento cubano.
“Mi función es garantizar el agua a la cooperativa”, comenta Andrés Conde González, responsable de la maquinaria, y quien da fe de cuánto se agradece este refuerzo para la dieta de los cooperativistas. “Podemos adquirir determinados productos cárnicos para compartirlos con nuestras familias y se asegura la presencia de huevo en el comedor obrero”.
En el módulo pecuario de la CPA Pedro Lantigua no se descansa. El pequeño colectivo asume cada faena sin temor al trabajo y al sol que abraza fuerte los potreros; pero la tierra es agradecida y recompensa el sacrificio de estos hombres y mujeres con vocación campesina.
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