Tuinucú nació al lado de un trapiche. Hace más de tres siglos, un puñado de esclavos ya movían las ruedas dentadas, con pasos cansinos y torsos semidesnudos. Así, los negros trituraban la caña para sacarle el jugo; así, los blancos trituraban a los negros para sacarles el jugo a los negros y a la caña.
Tuinucú «Es mi barrio»: Pasajes, vidas, historias…
De zafra en zafra, el pueblo se endulza con el aroma del azúcar que brota del central. Mientras, la gente de Tuinucú prosigue su andar cotidiano; crea, sueña y construye
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Tuinucú es un caserío acostumbrado a ajustar sus rutinas por los pitazos del central. (Fotos: Alien Fernández/ Escambray)
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