Tomado del Portal de la Televisión Cubana
La actual telenovela cubana Viceversa no ha escatimado esfuerzos a la hora de traernos a la pequeña pantalla a actores talentosos, curtidos en los medios y con la solidez profesional que otorgan los años encima de un escenario o frente a una cámara.
El experimentado actor matancero Gilberto Subiaurt es uno de esos tantos intérpretes que los directores Loisys Inclán y Eduardo Eimil convocaron para sumarse al elenco de esta obra que discursa sobre el amor desde todas sus variantes.
Narrador, poeta, dramaturgo, actor y director, Subiaurt en la piel de Leonardo, nos ha puesto delante los prejuicios que aun laten en nuestra sociedad, y que pueden fracturar de maneras insospechadas nuestras relaciones afectivas. El histrión, que ha hecho de su natal Matanzas el escenario ideal para desarrollar su polifacética carrera, vuelve luego de algún tiempo alejado de las pantallas cubanas y trae consigo todo ese cúmulo de experiencias que la profesión y la vida le han aportado.
De su participación en la telenovela y el cómo fue el proceso de construcción de Leonardo, nos platicó desde la parquedad y concreción de un hombre de ciudad pequeña, más acostumbrado a regalarle las palabras a los personajes que escribe o interpreta:
¿Cómo le llega la propuesta para trabajar en Viceversa?
«Un día me llama un amigo de aquí —Matanzas— para decirme que una directora le había pedido mi teléfono. Al momento Loisys me llamó y hablamos. Al otro día fui para La Habana. Me integré 15 días antes de grabar. Todos llevaban varios meses trabajando y yo me tuve que ajustar a ese proceso».
¿Es difícil para un hombre de teatro como usted acoplarse al ritmo de la televisión?
«Yo he hecho algunos trabajos de televisión, pero esta vez fue muy acertada la mano de Eduardo Eimil, quien se propuso rebajarme el tono para la TV. Fueron muy buenas sus orientaciones y ahí está el resultado».
¿Cree un artista completo como usted en la posibilidad de hacer desde la televisión?
«Sí lo creo. En todo hay un rigor, una postura, una aplicación. La televisión no es la excepción».
¿Evaluó los posibles riesgos que representaba interpretar a un hombre como Leonardo?
«El personaje era complejo y eso me atrapó. Un personaje lineal no estimula mucho, pero la complejidad de Leonardo me sedujo y desde ahí se pueden hacer denuncias, algo que también está implícito en este oficio de la actuación».
¿Qué experiencias de vida le ayudaron a conformar el rol?
«Todos tenemos cosas ocultas y eso es fundamental. Hay que apelar a la memoria emotiva para trasladar esas motivaciones a todo lo que le acontece atmosféricamente al personaje en cuestión».
¿Cuán difícil fue para usted establecer la química con Joann Ramos?
«Joann es un actor maravilloso y muy accesible. Tuve una química de primera con él y el romance lo hicimos los dos. Muy parejos en esa variante. Es adorable».
¿En algún momento del proceso fue complejo defender las motivaciones del personaje?
«Yo trabajé a pura conciencia, sin ataduras. El amor es verdad en todo y para todos. Esa máxima me lanzó a enfrentar este personaje con toda la integridad y valentía».
¿Cómo ha sentido que el público ha recibido al personaje?
«Mucha gente me felicita por la calle. Alguien me dijo que lo hiciera un tanto amanerado, pero no me parece bien. La orientación sexual no tiene nada que ver con el amaneraniento. Creo que una cosa no tiene que ver con la otra».
¿Lo podremos ver con más frecuencia en la televisión?
«Ojalá así sea. Yo estoy listo para lo que venga».
Proyectos tanto en televisión como en teatro…
«Estoy dirigiendo una obra mía, titulada Luces, que versa sobre ese presumible túnel de luz que nos espera al final de nuestras vidas. La obra es ante todo un balance: lo que no hiciste en vida no esperes hacerlo después de muerto».
¿En una sola palabra, defina que ha representado Viceversa para Gilberto Subiaurt?
«Un crecimiento. No todo lo que quería, pero sin dudas un crecimiento».
Y el crecimiento en esta ocasión es bidireccional: el público también ha crecido junto a Leonardo y los temores adheridos a su piel. Gilberto Subiaurt ha interpretado esos temores del personaje desde la honestidad, la responsabilidad social y la certeza de que en todo y en todos está el amor.
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