Tiene la capacidad de hilvanar la historia de su vida casi como si tejiera uno de sus puntos preferidos, con paciencia infinita, con esa voz dulce que nunca sube de tono y la humildad de quien brilla sin hacer demasiado ruido.
A Magalys Ramírez Placeres la iluminan las musas que habitan en Trinidad, la ciudad de hilos y puntadas, de tradiciones y de espíritus bordados en el lienzo. Todo es inspiración para esta maestra artesana de tantísimas generaciones.
De la abuela materna heredó el don de las manualidades que le acompaña desde entonces; sentada frente a ella tomó por primera vez el aro donde se hace el milagro una y otra vez. Sus creaciones lucen la exquisitez de una consagrada artista.
A los 75 años casi esta trinitaria conserva intacta la destreza de sus manos de las que nacen vainicas, candelillas, paticas de gallina… puntos y más puntos para dar vida al tejido. Cuando borda o deshila su mente vuela a los días de la infancia, al regazo de una familia humilde, pero honrada. Hasta la Casa de la Trova –entonces un hogar de ancianos- llegaba para tomar sus primeras clases de costura.
“Allí aprendí a trazar, tomar medidas, hacer moldes y ropitas en papel; luego pulí los trazos gracias a la paciencia de mi madrina y las monjitas me enseñaron la técnica del bordado. Al triunfar la Revolución matriculé en la academia Ana Betancourt y perfeccioné todas estas manualidades”.
En esa etapa -que rememora con cariño y veneración a todas sus maestras- se forjó su espíritu insurrecto y con apenas nueve años bordó brazaletes para los miembros del movimiento 26 de Julio en la ciudad. Todavía no imaginaba cuántas satisfacciones premiarían su constancia, virtuosismo y entrega también a otros proyectos que moldearon el liderazgo de Magalys.
A la Federación de Mujeres Cubanas la descubrió en los años más ardientes de esa organización; a Trinidad le nacían sus primeros barrios en la llamada periferia, uno de ellos La Purísima, y allí comenzó a organizar tareas, a pensar cómo inculcar valores en los niños, a unir a la comunidad, a confiar en las personas y en la validez del trabajo en equipo.
Llegaron los días, primero como delegada del Poder Popular, y luego como presidenta del Consejo Popular, abierta siempre al intercambio mientras crecía La Purísima y se sumaban otras comunidades; los recorridos en bicicleta al Lampiño, escuchando, representando al pueblo en la Asamblea Municipal y más tarde desde su escaño de diputada al Parlamento cubano; una vida de renuncias y recompensas.
“De esa etapa recuerdo mi obsesión por reunir a las mujeres y convencerlas de su papel en la sociedad. Logramos crear talleres para enseñarles lencería. Hicimos un grupo de más de 70 artesanas que llegaron a formar parte de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA). Fue gratificante el hecho de hacerme miembro de honor de esta organización”.
Entre sus creaciones más queridas menciona el proyecto Entre Agujas, bajo la tutela de la Oficina del Conservador de la ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios: “El taller salvó a muchas mujeres con grandes problemas sociales, se les dio un oficio y esperanza. También surgió por ese tiempo “la trinitaria”, el punto que identifica la artesanía de la villa; nos fijamos en el empedrado de las calles y comenzamos a innovar con los solecitos; hoy es reconocido por todos.”
Con lágrimas en los ojos habla de Yudit Vidal Faife- la artista de la plástica y su amiga-, del proyecto Entre hilos, alas y pinceles y del grupo de artesanas que sueñan y crean. Juntas han logrado todo lo que se proponen: exposiciones en las galerías más importantes de la Habana y otras plazas culturales del país, participar en eventos internacionales, enseñar a niños y niñas con necesidades educativas especiales y, algo esencial, disfrutar el trabajo en equipo.
La inspiración nunca la abandona; tapetes, pañuelos, bolsos y otras creaciones textiles enamoran por los motivos y detalles que encuentra siempre: los arcos del Museo Romántico, la Torre de Manaca Iznaga, las balaustradas de las casas coloniales, las piedras de las calles… benditas las manos de Magalys.
Madre de tantísimos proyectos y de artistas, esta trinitaria defiende la maestría de un arte que empodera y entreteje el pasado y el futuro. Profesora, amiga y compañera de labores; una mujer que ha bordado su vida con la misma pasión que nace de sus manos y la hace una artista del hilo y de la aguja.
Que bellas y merecidas palabras para Maga . Gracias por rendir lindo homenaje a esta bella trinitaria.
Enhorabuena maestra artesana, creadora empoderada, madre, esposa, amiga incondicional!!!! No bastan palabras para describirte. El legado de sus manos ya es parte de nuestro patrimonio!!! Gracias a la vida por haberte conocido y formar parte de nuestra maravillosa familia de mariposas que sueñan hilos para tejer obras con alas y pinceles.
Lindas y bien merecidas palabras, para esta excelente maestra artesana de gran modestia , cuya mayor satisfacción ha sido trasmitir sus conocimientos, contribuyendo de esta forma a mantener viva esta tradición y sirva de sustento económico a las familias.
Excelente reportaje de Magalys. Realmente es un personaje importante en la vida de la ciudad. De esos que pasan casi anónimos pero que tienen una hoja de vida que merecen un libro. Precursora de muchas acciones que hoy vemos como cotidianas y alguien que ha dado mucho teniendo y pidiendo.bien poco. Gracias Ana Marta por tu publicación y darnos la Magalys que pocos conocen .