Su historia laboral no tuvo inicio de novela de Corín Tellado. Luego, ha protagonizado una trama de 35 años donde, como en la vida, hay altas y bajas. Quizá sea esa la confirmación de que solo así los vínculos del amor se hacen indestructibles.
“Empecé en la biblioteca de la institución educativa Bernardo Arias, de la ciudad de Sancti Spíritus. Me fui enamorando poco a poco de ese mundo no solo por las particularidades de la profesión, sino por las relaciones con los estudiantes. Ahí conocí a una de las bibliotecarias que más me han inspirado, Felicia Pérez Moya, quien, pasado un tiempo, me trajo para la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena”, cuenta a modo de sinopsis Belkis Marisol Rodríguez, una de sus especialistas más experimentadas y reconocidas por diferentes premios.
En la casona ecléctica, que resguarda una colección diversa y bien conservada, bebió de los saberes de otro de sus referentes: Marta Picart, la matriarca de la bibliotecología espirituana.
“Ella fue mi vecina por mucho tiempo, así que no resultó difícil aprender. Tanto Marta como Felicia han sido quienes más han influido en mi crecimiento profesional, personal y espiritual”.
Su estreno en la institución, ubicada frente al parque Serafín Sánchez Valdivia, fue en la Sala de Literatura. Allí aprendió de autores y títulos, de atención a los públicos, de clasificaciones y de procesos técnicos.
“La bibliotecaria no es eso que el imaginario colectivo ha construido de generación en generación. Muchas personas piensan que permanecemos horas y horas detrás de un buró, listas a prestar libritos, pero nuestra profesión va mucho más allá. Exige de mucha preparación, conocimientos, actitud, aptitud, dedicación y el deseo de servir a los públicos para satisfacer siempre sus necesidades”.
Esas máximas no las supo a la velocidad de un chasquido de dedos. Tropiezos, lecturas y manos sobre sus hombros con consejos salvadores hicieron que Belkis creciera entre libros.
“Nunca he pensado en dejar esta labor porque me apasiona, me da vida, fuerzas. Siempre lo he hecho y disfruto mucho que desde nuestra profesión también podamos contribuir a la preparación y desarrollo de todo el gremio de la provincia”.
De hecho, desde hace años se le encuentra en el área metodológica de la Rubén Martínez Villena, donde se orienta y fomenta la superación constante de los colectivos de las 29 bibliotecas públicas de Sancti Spíritus.
“Resulta muy placentero que como profesionales logremos involucrarnos en el desarrollo social y cultural de cada territorio. Pero para ello debemos estar actualizados y en consonancia con los procesos de información. Desde ese departamento coloco mi granito de arena en el desempeño de cada una de esas bibliotecas municipales y sucursales para que se conviertan en centros neurálgicos de la comunidad”.
Asumir esa responsabilidad con total conciencia le otorgó a Belkis Marisol Rodríguez el Premio Nacional María Teresa Freyre de Andrade, lauro que confieren la Asociación Cubana de Bibliotecarios (Ascubi) y la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información a quienes se destaquen por su apego a los principios éticos de ambas asociaciones y contribuyan al procesamiento, preservación y divulgación del patrimonio bibliográfico, así como a la promoción de la lectura.
“Al conocer la noticia sentí un gran orgullo y satisfacción porque la Ascubi entrega este premio por resultados concretos en el trabajo y ahí, además de llegar el estímulo para seguir, está el reconocimiento a mi pasión. Se suma a otros que conservo con igual orgullo y alegría, como el Sello Conmemorativo Antonio Bachiller y Morales”.
Su currículo también se ensancha con la presencia de varios títulos: técnica de nivel medio en Bibliotecología, licenciada en Español y Literatura y máster en Ciencias de la Educación; otras evidencias de su consagración.
“No pocas veces me han preguntado cuál es la razón por la que he permanecido por tantos años en la Biblioteca Provincial y mi única respuesta es: por el amor. Para nadie es secreto que en otros centros hay fluctuación, sobre todo en busca de salarios más atractivos; sin embargo, los colectivos bibliotecarios de Sancti Spíritus se mantienen estables y la explicación no la encuentro sino en la pasión que le ponemos a esta labor”.
¿Cuál es el mayor reto de la bibliotecología en siglo XXI?
Estamos involucradas en un proyecto de informatización de todos los procesos de nuestra institución, tal y como sucedió en la Biblioteca Municipal de Fomento. Para ello, necesitamos de tecnología, en un primer paso. Pero, luego, preparación de todo nuestro personal para brindar esos servicios que por su propia naturaleza son más rápidos y de mayor alcance. Son bibliotecas del pueblo, por ley nos corresponde estar a la vanguardia y el llamado es construir una sociedad informatizada. Como profesionales no podemos quedarnos de brazos cruzados para cumplir con nuestra misión de servidores públicos en consonancia con las exigencias de nuestro momento histórico.
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