Cuando en el 2005 surgió la obra esculpida del reconocido locutor de rodeo, presentador de espectáculos musicales y destacado representante de la cultura espirituana Delio Luna Echemendía, no se pensó colocarla en la entrada de la Feria de la ciudad cabecera provincial, como se puede apreciar, sino en medio del bulevar, aparentando entrevistar a Oscar Fernández Morera, justo, frente a la Galería de Arte que lleva su nombre.
Fue así como Félix Madrigal, su creador, lo ideó, mientras que imaginaba a Morera, de frente a su caballete, con el pincel en la mano, dibujando a la gente común que posaría para el artista.
La estatua de Delio formó parte de un proyecto que se inició en el 2001, con la finalidad de crear esculturas de personajes populares o figuras reconocidas de la cultura en Sancti Spíritus, gracias al cual nacieron las obras dedicadas a Teofilito y a Miguel Companioni, para luego, en el 2004, incorporar la de Francisquito, un personaje carismático de la villa, y también la de Serapio, las cuales dieron mucha más fuerza a la idea de revivir personajes populares a través de estatuas.
“Por ese entonces pensamos hacer también la de Bulla Bulla, el hermano de Francisquito, y la de Ramón el cojo, otros espirituanos que fueron muy populares en su época, las cuales quedaron pendientes por falta de recursos y presupuesto; aunque queríamos trabajar algunas de estas a propósito del aniversario 510 de la fundación de la villa, resultó imposible materializarlo”, expresa Madrigal.
De cómo la estatua de Delio finalmente se colocó a la entrada de la Feria, instalación que hoy lleva su nombre, habla el propio creador.
“Nos dimos cuenta de que Delio donde mejor encajaba era en la Feria y no en el bulevar, por ser un sitio que formó parte de su vida, lo cual no resultó fácil porque hubo que realizar varios trámites para sacarla del contexto cultural en el que estuvo. A mí me gustó la idea, porque hay un mayor protagonismo en este sitio, con una linda fachada, de frente a la Carretera Central y porque Delio vivía enamorado de la Feria y sus espectáculos. Entonces, al colocarlo aquí, le hicimos honor. Recuerdo que se hizo una inauguración oficial coincidiendo con la realización de un evento nacional de rodeo y en presencia del pueblo develamos su imagen”.
A casi 20 años de aquel suceso, el destacado escultor espirituano regresa sobre la figura para devolverle la integridad perdida con el paso del tiempo. “Fueron las mismas personas que visitan el lugar quienes me reportaron el mal estado en que se encontraba —puntualiza Madrigal—, algunos pensaron que se trataba de roturas provocadas, en el caso del micrófono, pero cuando la dirección de la instalación me contactó para que realizara su reconstrucción, comprobé que se trataba de un deterioro natural.
“Los cambios de temperatura y las vibraciones a que está expuesta causaron fisuras en las piernas y en el micrófono, por donde penetró la humedad haciendo que estallara el acero que se encuentra en el interior y, por ende, el cemento. Esto es algo que nos deja una enseñanza y es que antes de seguir haciendo las restantes estatuas del proyecto, a las cuales no he renunciado, sería bueno que todos los factores, como el Gobierno, Cultura y otros del territorio, apoyaran, para hacer lo mismo que logramos con las del bulevar, es decir, reproducirlas en bronce y que queden para siempre”, acota el artista.
Durante varios días, el artífice de las esculturas espirituanas ha estado inmerso en la recuperación de la imagen dedicada al narrador de rodeo, un trabajo de restauración minucioso y complejo, que demanda de paciencia y recursos. Por suerte, en esta ocasión cuenta con el apoyo de un destacado artesano de Santiago de Cuba, Arturo Coba López, participante en varias ediciones del evento EmbarrArte, que por estos días intercambia experiencias con Madrigal en su propio taller.
¿En qué se inspiró Félix para hacer el Delio de la Feria?
En la esencia misma de él, porque fue un hombre de la palabra, con una manera muy peculiar de narrar, una persona muy temperamental, pero mostró fortaleza y una forma directa de expresarse, y así lo quise reflejar, por eso lo ves en este sitio invitando a pasar, pero también narrando un rodeo, o haciendo uso de la palabra. Eso fue lo que quise transmitir y creo que lo logré.
Para hacer esta estatua tuve la oportunidad de que Amparo, la viuda de Delio, me prestara su propia ropa, yo tomé las medidas del pantalón, la camisa, el sombrero y hasta los botines, luego consulté una gran cantidad de fotos que me prestaron personas vinculadas al sector de la Cultura, eso me ayudó mucho, por tratarse de un hombre muy versátil.
¿Qué parte del cuerpo le dio más trabajo conformar?
El rostro, que curiosamente, ha sido el que más trabajo me ha dado hacer de todas mis obras, lo hice 13 veces y no lograba reflejar en la arcilla el parecido que quería; lo hacía, luego me alejaba y me decía a mí mismo: este no es él, entonces un amigo mío me comentó que había un sobrino de Delio que tiene su misma mirada y me lo buscaron.
Desde que lo vi entrar al taller le dije: No te me pongas bravo porque voy a mirarte fijamente, pero cuando se hace una representación de un ser al que uno quiso mucho es difícil verlo después en arcilla, eso impacta. Yo lo miraba y empecé a moldear la arcilla, hasta que lo fui conformando, entonces me faltaba la expresión de los ojos y así lo conseguí, mediante una imagen comunicativa.
¿Cómo logró terminarla?
En unos dos meses la concluí, y quedé satisfecho, pues se trata de un Delio con sus medidas normales de 1.75 metros. Él fue un hombre menudo, a veces recuerdo que le veía los brazos delgados, siempre andaba impecablemente vestido, con camisas de mangas largas y sombrero.
Pero aquí está la obra, yo hice lo que me tocó y ojalá alguien me escuche y diga lo mismo de cuando se trató sobre las esculturas del bulevar y abrazaron la idea de fundirlas en bronce, porque esta reconstrucción que incluyó el resane de la marmolina y el revestimiento de una pátina con materiales acrílicos para semejar al bronce, tiene una durabilidad limitada.
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