Aunque los niveles de siembra contratados hasta mediados de agosto equivalen a un discreto crecimiento con respecto a la última campaña, la cosecha tabacalera 2024-2025 camina por la fase final de la contratación y el hecho de que apenas se reportaba el 35 por ciento de la plantación prevista indica que el territorio está otra vez delante de una vega no muy grande.
Así lo reconoce Isidro Hernández Toledo, director agrícola en la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Sancti Spíritus, quien apunta que las últimas tres campañas dejan ver en la provincia una disminución considerable de la producción sol en palo, la modalidad que define el descenso de la producción en una de las tradicionales plazas tabacaleras de Cuba.
Para la campaña que comienza en septiembre por la fase de semilleros y planifica para octubre las primeras plantaciones, se propuso al territorio un plan de contratar 2 260 hectáreas, con 2 569 toneladas de tabaco a producir y un rendimiento de 1.1 toneladas por hectárea.
De acuerdo con la información brindada a Escambray, hasta la segunda decena de agosto estaban contratadas 794 hectáreas, el 35 por ciento del área prevista, con 948 toneladas de tabaco a entregar, en tanto el proceso de contratación debe cerrar en agosto.
“Hay atraso, se debía haber contratado el tabaco entre marzo y abril, pero esperando a que se buscara algún incentivo a la modalidad sol en palo se ha desfasado la contratación de la nueva contienda. Finalmente se aprobó un pago en MLC, pensamos que pueda comenzar una recuperación, de cierta forma complace a los vegueros, porque hoy en moneda nacional el tabaco sol en palo no tiene buena rentabilidad y ha sido una de las mayores causas por la que los productores dejaron de sembrar”, dijo Hernández Toledo.
El incentivo que se incorpora por primera vez en el tabaco sol en palo va a pagar calidad, subrayó. “Consiste en el derecho de los productores que lo siembren a la compra de divisas, aplicando el 2 por ciento al valor de las clases que componen precios, deduciendo el costo de las importaciones y producciones nacionales que tienen componente en MLC; entre los requerimientos figuran cumplir el plan de siembra contratado y obtener rendimiento agrícola, como mínimo, de 1.2 toneladas por hectárea en áreas con riego y de 1 en terrenos de secano”.
Trascendió que el tabaco tapado de la nueva campaña está contratado en su totalidad, pero resulta difícil que se cubran las 2 260 hectáreas, sobre todo las 2 000 de sol en palo, subrayó. “Además de la baja rentabilidad del cultivo últimamente, hay falta de casas para curar el tabaco, productores enfermos y envejecidos, usufructuarios con ese objeto definido que abandonaron la tierra, lugares donde no hay garantía de agua, algo vital para lograr alto rendimiento agrícola; también el déficit de fuerza laboral en muchas zonas, mayormente porque no todos los vegueros pueden pagar lo que piden los jornaleros”, detalló el especialista.
Al decir de Hernández Toledo, la campaña tiende a una vega discreta, pero enfocada a lograr buen rendimiento agrícola, coger más tabaco en menos área y que los productores logren acceder a la divisa. “No achicamos la vega desde la planificación porque es un plan de producción hecho sobre la base de un fondo de tierra que responde al tabaco; también hay una infraestructura y un patrimonio —aposentos, cujes, maquinaria, sistemas de riego— adquiridos por el cultivo que se corresponden con ese nivel de suelo grande”, puntualizó.
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