Hablar de utopías, a veces, resulta peligroso. Mas, la propia historia de la humanidad ha demostrado con creces que conquistarlas o, como mínimo intentarlo, oxigena, impulsa, reconforta…
Bien lo saben quienes llevan sobre sus hombros el pensamiento y el quehacer artístico con total responsabilidad y compromiso. En cada acto vuelcan todo su empeño a fin de construir presentes y futuros favorecedores del bien común.
Con esas aspiraciones nació la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), abonada con empeños para no dejar ni un solo rincón del país huérfano de la posibilidad del diálogo con las mejores expresiones de nuestra cultura.
Una tarea titánica para el pequeño grupo que, reunido en junio de 1961, en la Biblioteca Nacional, vio germinar una organización no gubernamental que precisa de mucho acompañamiento, pero sobre todo, de conducir como verdadera vanguardia, el cumplimiento de cada uno de los elementos que entretejen la política cultural de la nación.
Y si gigantesco desafío resultó tomar las riendas en sus años fundacionales, lo es también en pleno siglo XXI. Vivimos un contexto amenazado constantemente por una guerra de pensamiento, donde en muchos combates se han puesto rodillas en tierra frente a la galopante colonización cultural y cada pérdida es irreparable.
De ahí que resultara esencial el primer llamado de la Asamblea Provincial del Comité Provincial de la Uneac, en Sancti Spíritus: la unidad de la membresía.
“Es hora de unirnos, de hacer más y criticar menos —puntualizó Jose Meneses, experimentado teatrista—. Es hora de ponernos a pensar en común, en el futuro artístico de esta provincia, de resolver, entre todos, los problemas que tenemos no con fincas ni con parcelas, sí en comunidad. Estamos llamados a eso, quienes decidimos quedarnos aquí no es para apagar el faro, sino para darle nuestra energía, para que siga iluminando el camino”.
Este llamado a la unidad, como bien aclaró Julio Miguel Llanes, uno de los primeros presidentes espirituanos de la Uneac, inicia con el hacer personal porque la organización está compuesta por miembros que en sus diferentes asociaciones trabajan y precisan de entregar su apoyo y amor.
Precisamente, puede atestiguarlo el propio Jose Meneses, quien, además de dirigir por casi 30 años el proyecto de las artes escénicas espirituano Teatro Garabato, enfrenta cada día muchos de los molinos de viento que soplan sobre la enseñanza artística del territorio.
“Pudiera hablar de un presupuesto que no acaba de aterrizar y que tiene paralizadas las producciones de espectáculos de las artes escénicas hace más de cuatro años, del Teatro Principal, próximo a cumplir 185 años y que desde el pasado diciembre tiene sus puertas cerradas por serios problemas con su equipamiento técnico y otros de envergadura, pero alerto sobre el peligro que significa que se cierre de nuevo el curso de instructores de arte porque no exista en la provincia un local con condiciones para formar a esos estudiantes.
“En esas aulas están los técnicos que hacen el trabajo en las comunidades, quienes reconocen las necesidades de esos contextos y, sobre todo, hay que priorizar a la enseñanza artística. No se comprende que siga ausente la formación de la danza cuando la tuvimos por algunos años. En esos alumnos está el futuro de nuestras compañías, grupos…”.
También se auscultó hacia el interior de los proyectos ya existentes —todos lacerados por la emigración tanto al exterior del país como hacia otros escenarios artísticos nacionales más tentadores—. Un criterio común predominó: urge más atención al gremio artístico.
“No solo es en lo personal y vengo a recordar una historia ya conocida: la inexistencia de un local para proteger la Banda Provincial de Música —señaló Alfredo Acosta, director musical—. Es esa su mayor urgencia, independientemente de otras necesidades como instrumentos básicos, vestuario, atriles y otros accesorios. Esa sede con las debidas condiciones nos permitirá, además de ensayar, guardar los instrumentos y su valioso repertorio de casi 120 años, además sería academia y sala de conciertos”.
De apoyos externos y coherencia en el diseño de las políticas, sobre todo las que respaldan los procesos económicos, se habló también en la cita de los intelectuales y artistas. Jairo Alberto Pacheco, uno de los nuevos vicepresidentes del Comité Provincial, instó a buscar vías que desaten las ataduras que impiden a la Uneac desenvolverse de forma más autónoma en un escenario tan complejo.
“En el caso de los medios de comunicación, hay que seguir exigiendo que la información en su amplio concepto llegue a los públicos de manera mucho más rápida, oportuna y veraz. Es ese uno de los pilares de nuestro sistema de gobierno a nivel de país, pero a veces lo solemos olvidar porque vivimos anclados en épocas anteriores. Además, desde nuestra filial seguimos abogando por la eliminación de las concepciones que siguen encasillando las especialidades artísticas de forma diferente tanto en la televisión como en la radio”.
La gestión sistemática de diálogos formadores entre creadores e instituciones y la renovación de las programaciones culturales, cada vez más afincadas en sus contextos y sin olvidar las raíces, también hicieron de la jornada un encuentro especial.
Igualmente emotiva resultó la entrega de reconocimientos a los creadores más destacados y, en especial, a Marcos Antonio Calderón y Carlos Manuel Borroto, quienes integraron la presidencia de la organización en los últimos años; en tanto se eligió la delegación que representará a Sancti Spíritus en el próximo Congreso de la Uneac.
Y cuando ya la despedida de la cita parecía inminente, Marta Bonet de la Cruz, presidenta de la organización en el país, lanzó el reto que a los más experimentados no sorprendió, a muchos les hizo pensar y a todos los convocó: el reto de la membresía es seguir conquistando la utopía, la misma a la que llamó Fidel Castro, en aquel junio memorable de 1961; un verdadero desafío para los artistas e intelectuales del territorio, liderados, a partir de ahora, por Carlo Figueroa, reconocido radialista y director de la Casa de la Guayabera, quienes precisan derribar los obstáculos en el complejo andar de convertir los sueños en realidad, siempre a favor del bien común.
Seria muy util que las autoridades de la provincia valoraran que hasta donde pueda, si no existen incompatibilidades y con un esfuerzo mas alla del logico Figueroa no se olvidara de La Guayabera que gracias a su trabajo se ha convertido en un referente de la ciudad. Felicidades a todos. Gracias
Estimado Miguel, además de presidir la.Uneac, sigo en la dirección de la Casa de la Guayabera. Gracias por su preocupación.