Unos 800 mil palestinos abandonaron la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, tras el inicio de una ofensiva terrestre del Ejército israelí, hace dos semanas, alertó hoy la ONU.
Las familias huyen en busca de seguridad, pero las condiciones de vida se deterioran día a día, y ningún lugar es seguro en Gaza, afirmó en X el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio.
Desde que comenzó la guerra, los palestinos se vieron obligados a huir varias veces en busca de una seguridad que nunca encontraron, denunció anoche en la misma red social el comisionado general de esa institución, Philippe Lazzarini.
“Cuando las personas se desplazan, quedan expuestas, sin paso seguro ni protección. Cada vez, se ven obligadas a dejar atrás las pocas pertenencias que tienen: colchones, tiendas de campaña, utensilios de cocina y suministros básicos que no pueden transportar”, subrayó.
Lazzarini advirtió que las zonas a las que huyen ahora no cuentan con suministros de agua potable ni instalaciones sanitarias.
Al-Mawassi, por ejemplo, es una tierra agrícola arenosa de 14 kilómetros cuadrados, donde la gente queda a la intemperie con pocos o ningún edificio o camino, indicó.
El lugar está abarrotado y no puede albergar a más gente, como también ocurre en la ciudad de Deir al Balah, explicó.
Asimismo, cuestionó las declaraciones israelíes sobre “zonas seguras”, al asegurar que esas aéreas no existen en el enclave costero, porque todo el territorio está bajo ataque.
“Gaza no tiene zonas seguras. Ningún lugar es seguro. Nadie está seguro”, recalcó el funcionario.
El 6 de mayo las tropas israelíes ocuparon el cruce fronterizo de Rafah, que durante los últimos siete meses representó la única puerta de entrada a Gaza de alimentos, medicinas y combustible.
Horas después, el Ejército inició su avance contra la urbe homónima como parte de su ofensiva contra Hamas, en medio de duras críticas internacionales por temor a una masacre a gran escala entre la población civil.
Tanto la ONU, como organizaciones no gubernamentales y numerosos países criticaron el ataque a esa zona superpoblada y advirtieron sobre las graves consecuencias humanitarias.
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