Empresarios y políticos de Estados Unidos y Cuba iniciaron este 13 de mayo otra ronda de conversaciones para identificar potenciales negocios agrícolas, que contribuyan a la provisión de alimentos y la seguridad nutricional.
En opinión del congresista estadounidense Rick Crawford, mantener este tipo de encuentros de carácter regular, constituye un progreso, aunque todavía “no estamos donde quisiéramos”.
Para cualquier país del mundo, la seguridad alimentaria es un componente esencial de la seguridad nacional, recordó el legislador, quien apreció el creciente apoyo dentro de Estados Unidos a las iniciativas agrícolas en pro de regularizar las relaciones económicas y comerciales con la isla.
En tal sentido, alabó el trabajo de la Coalición Agrícola EEUU-Cuba (“Focus Cuba”), encabezada por Paul Johnson, en la búsqueda de alternativas para normalizar el intercambio, y nosotros, afirmó, continuamos comprometidos con esta acción.
Al decir de Johnson, la coalición acumula 10 años de labor ininterrumpida, enfrentando múltiples desafíos, y este nuevo encuentro en La Habana debe servir para concretar proyectos.
Según indicó, la delegación norteamericana es numerosa y está integrada por representantes de la rama agrícola de todo el país, mientras la contraparte reúne desde directivos ministeriales hasta integrantes de micro, pequeñas y medianas empresas.
También el comisionado de Agricultura de Luisiana, Michel Strain, destacó las expectativas favorables en torno a los nexos bilaterales y recordó un reciente diálogo con el presidente Miguel Díaz-Canell, en ocasión de una visita a La Habana, organizada por la Asociación Nacional de Departamentos de Agricultura de Estados Unidos (Nasda, por sus siglas en inglés).
El ministro cubano de la Agricultura, Ydael Pérez, asistió a la inauguración del evento, en la que el jefe del Grupo Empresarial Agrícola, Orlando Linares, caracterizó las prioridades de la política de Estado en materia de seguridad alimentaria, así como los daños inherentes al bloqueo económico, financiero y comercial mantenido por el Gobierno de Estados Unidos contra esta nación caribeña.
En medio de tales restricciones, el activismo de los granjeros norteamericanos fue fundamental para que el Congreso estadounidense aprobara en el 2000 la ley de Reforma de las Sanciones y la ampliación de las exportaciones, lo cual permitió a la isla comprar alimentos allí, aunque en condiciones desventajosas, por imposición de los sectores anticubanos.
Aproximadamente el 80 por ciento del área agrícola en Cuba es operada por formas de gestión no estatal, lo cual incluye más de tres mil cooperativas, indican datos oficiales.
Los registros del Gobierno avalan, además, la existencia de unos 404 400 tenedores diferentes de tierra, organizados en más de 405 mil fincas.
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