Voleibol de playa… ¿sin playas? (+fotos)

A pesar de estar rodeada de arena, Trinidad atraviesa por algunas dificultades en la práctica del voleibol de playa

Los discípulos de Omar entrenan en una cancha de cemento sin las condiciones adecuadas. (Foto: Manuel Lagunilla/ Escambray)

El 13 de agosto de 1993 comenzó la práctica del voleibol de playa en Trinidad y en la provincia de Sancti Spíritus, en general, con la organización de un campeonato que tuvo como sede las arenas de La Boca.

Con el apoyo de Magalys Ramírez —delegada del consejo popular La Purísima en aquel entonces— y de varios entrenadores de voleibol, se pudo hacer realidad este evento, que contó incluso con la presencia de duplas de otras provincias.

Más tarde se comenzó a competir a nivel nacional, donde surgieron atletas de una calidad excelente, como Milagros Crespo Valle, quien nos representó en los Juegos Olímpicos de Beijing, y se impartieron cursos de superación profesional, con la formación de buenos árbitros en este deporte. Trinidad llegó a ser una de las paradas del circuito nacional de voleibol de playa, un certamen donde se miden los mejores atletas de Cuba.

Actualmente en la EIDE Lino Salabarría Pupo no se practica esta disciplina debido a la ausencia de un terreno idóneo para la formación de jugadores, lo que convierte a Trinidad, por su situación geográfica en una cantera de voleibolistas que más tarde nos representarían en eventos nacionales.

Omar Enrique Mainegra Ciscal, docente especialista en voleibol de playa y excelente entrenador, opta por un proyecto que puede impulsar este deporte en Trinidad e, incluso, convertir a la provincia en una potencia: Construir un terreno de voleibol de playa a un costado del estadio Rolando Rodríguez, justo en medio de la ciudad.

El entrenador Omar Enrique Mainegra aboga por que su proyecto de construir una cancha de arena en la ciudad se materialice más temprano que tarde. (Foto: Manuel Lagunilla/ Escambray)

“Muchos de nuestros niños van a eventos nacionales y nunca han jugado en la arena, o lo han hecho muy poco. Hay una regla de oro en el deporte, y es que se entrena como se compite. Si entrenan en cemento y compiten en arena los estamos engañando. Necesitamos una cancha de arena y esa es la razón por la que muchos de nuestros niños no sienten motivación por la práctica del voleibol de playa”, apunta.

Resulta un poco ilógico pensar que los niños trinitarios no tienen la posibilidad de entrenar en la arena para eventos nacionales cuando existen tantas playas a su alrededor.

¿Por qué construir un terreno de voleibol de playa dentro de la ciudad cuando Trinidad está rodeada de playas?

“Lo ideal sería en la ciudad, ¿Por qué motivo? La transportación de los niños. Trinidad tiene arena, tiene playas, pero está distante de la ciudad a 12 kilómetros y La Boca también está un poco alejada, por lo que nos resulta muy costoso movernos. En ocasiones hemos ido hasta caminando a la playa La Boca y hemos hecho entrenamientos, pero esto representa un riesgo para los niños por la posibilidad de accidentes y un gasto económico para los padres. Lo ideal sería una cancha en la ciudad, como en el mundo entero.

“No lo practican porque no lo conocen, no tienen instalaciones, no han visto nada sobre el voleibol de playa. Aquí ya no se organiza un evento, no hay visión de lo que es la práctica de ese deporte…”.

¿Cómo sería la construcción de este terreno de voleibol dentro de la ciudad?

“Por el momento, lo ideal sería construir la instalación dentro del propio estadio. Ese terreno no lleva tantos recursos. El gasto es ínfimo en el sentido del presupuesto, porque lo principal es trasladar la arena, que va a ser tomada desde el lado opuesto a la costa, con una carretera de por medio. Esto ya está incluso coordinado con el Citma en el municipio y no afecta para nada el medio ambiente”.

¿Qué beneficios podría traer?

“Desde el punto de vista deportivo sería un logro, una conquista para nuestro municipio contar con una instalación deportiva que responda a las características de una cancha de arena de voleibol de playa. Podría generar una mejor formación de entrenadores, fuerza técnica y, sobre todo, atletas que se van a formar con nuestra preparación desde el punto de vista integral.

“Además, podría elevar la cultura del voleibol, y quisiéramos sobre todo que Trinidad se convierta en un municipio donde este deporte sea más que un hobby, algo como un fenómeno social, que todos quieran practicarlo”.

¿En otras partes de Cuba existen terrenos de voleibol de playa dentro de la ciudad?

“Sí, he tenido la posibilidad de participar en dos eventos nacionales en Guantánamo y en Ciego de Ávila y hay instalaciones en la ciudad. Quiero resaltar un dato interesante: el voleibol de playa fue el único deporte con pelota que participó en los Juegos Olímpicos de París, con un resultado relevante, como todos conocemos. No llegamos a la discusión de medallas, pero pudo haber sido.

Es importante destacar algo de la dupla que nos representó: Alayo es de Villa Clara y Noslen es de Artemisa. Puedo decirles que en ninguna de las dos provincias hay canchas ni condiciones para la práctica del voleibol de playa, lo hacen con terrenos muy duros que no responden a las características de la cancha de arena y, sin embargo, ahí están los dos jugadores con tremenda calidad. Creo que si tuviéramos una cancha de arena en cada lugar de Cuba sería un logro, una conquista de nuestro país para lograr la masividad y el éxito de este deporte.

¿Qué diferencia existe al practicar el voleibol de playa en una cancha de cemento y en una de arena?

“Los desplazamientos son diferentes. Desde el punto de vista físico, la superficie blanda retrasa el contacto y el encuentro con el balón, por lo que no es la misma sincronización. Cuando el niño se adapta a practicar en el cemento, en el firme o en un tabloncillo, los desplazamientos son más rápidos y se acomoda a esa velocidad, a calcular el balón en el golpeo de remate, o en el momento de un desplazamiento para una defensa.

Cuando viene a la playa, como se retrasa, ya no es la misma situación porque el encuentro no coincide con el balón. Además, las situaciones de defensa y acciones defensivas no se pueden entrenar en el cemento por los golpes y heridas porque vienen caídas, encuentros donde hay que lanzarse y levantar balones.

Si se entrena en una cancha de cemento, ¿se puede alcanzar un nivel alto en la arena?

Desde el punto de vista del entrenamiento, sí. Por ejemplo, la velocidad se puede entrenar mucho mejor en el firme que en la arena. Pero hay que tener en cuenta que en la arena todo es completamente diferente: las técnicas, la recepción, el pase, el boleo, la ubicación de los jugadores. Son sistemas de acciones defensivas y ofensivas que solo pueden entrenarse en este terreno para que tengan resultados positivos.

También hay que tener en cuenta que no todos los terrenos son iguales, algunos son un poco más duros y consistentes; pero, en general, es muy difícil que un jugador que entrena todo el año en el cemento se adapte luego a las características de la arena, que es más densa y se hunde con facilidad”.

Analía es una de las jugadoras trinitarias que se ha visto limitada en la práctica del voleibol de playa. (Foto: Manuel Lagunilla/ Escambray)

¿Actualmente a cuántos niños entrena?

“Ahora mismo tengo ocho niños, algunos de ellos de 11-12 años y el escolar en la categoría 13-15 años. De hecho, participamos en el evento nacional hace unos meses en Ciego de Ávila con el sexo femenino y fue algo satisfactorio porque llevamos niñas de la categoría pioneril (11-12) que no eran de esa categoría y se mostraron de una manera excelente en el evento, con un alto nivel competitivo.

“Desafortunadamente, no lograron la victoria porque estaban en condiciones adversas con respecto a las demás duplas del país, pues sus rivales entrenan tres horas, hacen pesas, hacen pista, tienen cancha de arena y nosotros solo entrenamos hora y media o dos horas debido a la doble sesión en las escuelas, lo que nos limita mucho.

¿Con qué frecuencia entrenan sus muchachos en la arena?

“Los niños van a la arena durante todo el curso, quizás mensualmente dos veces. Pero ahora hemos hecho una gestión que está en proceso para que podamos ir a practicar a la playa en el bus turístico y sería un paso significativo porque, cuando hemos ido, siempre he pagado yo de mi salario la transportación de los niños. Incluso a los padres cuando les hablas de transportación les es muy difícil y a veces no pueden ir porque no cuentan con dinero para poder viajar.

¿Cómo se podría mejorar al máximo el nivel del voleibol de playa aquí en Trinidad? ¿Cuál sería el escenario ideal para que florezca?

Independientemente de las condiciones económicas que existen en el país, Trinidad pudiera tener una academia de voleibol de playa como Nuevitas, que es la base de este deporte en Camagüey y radica fuera de la EIDE. El criterio de selección aquí se basa en la estatura, y si se pudieran traer los jugadores más altos de diferentes zonas de la provincia, y que tengan deseos realmente de mejorar, se podrían preparar para las competiciones nacionales.

Tenemos fuerza técnica, muy buenos profesores y disposición, solo necesitamos que nos apoyen con la instalación deportiva que es lo más importante y es además el punto de partida para comenzar esta disciplina, porque podemos tener niños grandes o de mediana estatura, pero si no tenemos la instalación deportiva no hacemos nada. Contamos con recursos, tenemos balones, net, antena, todo, pero no tenemos la cancha. La cancha sería la solución y la academia sería lo mejor.

El simple hecho de tener tantas playas en Trinidad debería darles ventaja a los alumnos del profesor Omar en enfrentamientos y competencias de más nivel. Una de sus aprendices, Analía Inés Illa González, quien actualmente cursa el séptimo grado en la ESBU Carlos Echenagusía Peña, ha experimentado las diferencias entre el cemento y la arena.

“En la cancha de cemento siento un poco de miedo porque ya estoy acostumbrada a tirarme en la arena. Aquí no puedo hacerlo porque puedo lesionarme. Me gustaría entrenar todos los días en la arena porque ya estoy adaptada a eso”, afirma.

No se necesitan grandes recursos para formar jugadores de calidad que más tarde podrían representarnos a nivel nacional o internacional. Trinidad puede ser uno de los lugares donde surjan grandes estrellas, pero esto no puede dejarse a la espontaneidad.  Con el apoyo de las autoridades competentes, la disposición de los entrenadores, la creación de eventos y competencias locales que fomenten la práctica y el amor por el voleibol de playa se pueden lograr buenas cosas.

El profesor Omar obtuvo el premio Relevante en el Evento Científico durante la 60 edición de los Juegos Escolares Nacionales en Ciego de Ávila. (Foto: Manuel Lagunilla/ Escambray)

Manuel Lagunilla González*

Texto de Manuel Lagunilla González*

Comentario

  1. Lo que se dice morir ahogado en la orilla después de tanto nadar….

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