Una estancia relámpago en Cañada de Piña y dejaba reposar las responsabilidades por unas horas. Regresar a la finca alentaba a Faustino Pérez Hernández. Incondicional con Cuba, aun cuando su corazón le advirtió dosificar deberes, prefería consagrarse al trabajo que sentirse acorralado entre papeles detrás de un buró.
Meses antes de su descanso eterno, el 24 de diciembre de 1992, el homenaje póstumo a la memoria de su hermano Carlos Pérez lo acercó por última vez a la familia.
A metros del bar La Lonja, lugar al que volvió para cumplir una promesa sin vestir el coraje de la clandestinidad, brindar con el café de la victoria, Cabaiguán acude a su encuentro en una institución que resguarda la vida y obra de quien Fidel Castro definiera como la conducta de la Revolución.
GÉNESIS
Durante años, reuniones e intentos truncos marcaron la rutina de Dagoberto Pérez Pérez, promotor de la Cátedra de Estudios Comandante Faustino Pérez Hernández. Sin alejarse del aula, el licenciado en Historia y Marxismo soñó cada esencia del lugar en ciernes.
“Insistió ante la resistencia demostrada al principio por algunas personas, pero todo comenzó a fluir. Él era muy reservado, no decía nada hasta materializarse el hecho”, refiere Zulema Pérez Pérez, hermana del ya ausente Daguito, fallecido en 2014.
Así nombraban sus seres más queridos y amigos al sobrino del expedicionario del yate Granma, el gestor de la sede y primer presidente de este altar de la historia, aprobado el 15 de febrero de 2004 en una sesión solemne de la Asamblea Municipal del Poder Popular.
“Luego de acometerse las acciones de construcción civil, al año siguiente quedó inaugurado de forma oficial el local que irradia luz sobre la vida y obra de este prócer de la Revolución, integrante de la Generación del Centenario y creador del Movimiento 26 de Julio en Cabaiguán”, resalta Rafael Ángel Rangel Cantelli, el presidente que ha conducido luego la cátedra durante una década.
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Próxima a uno de los accesos por donde se yergue el Paseo Camilo Cienfuegos, tomó forma la institución. Armando Hart Dávalos, en ese momento director de la Oficina Nacional del Programa Martiano, junto a Universo Sánchez y otras personalidades, asistieron al acto de apertura celebrado en horas de la noche.
Sin reparo alguno, familiares, amistades y conocidos donaron pertenencias de Faustino Pérez para conformar la colección preservada en las vitrinas de uno de los espacios concebidos en Cuba para evocar al difusor de programas sociales. Instancias en La Habana, Matanzas y Granma siguen de cerca el testamento revolucionario de un martiano convencido.
“Cuando ocupé funciones en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), un compañero de Faustino me comentó que atesoraba una gigantografía de él y logramos salvarla en un formato más pequeño”, alega el artista del lente.
Mantiene fija la mirada en una imagen conclusiva de una exposición transitoria que muestra, en orden cronológico, los días de quien condujo a Herbert Matthews, periodista de The New York Times, hasta los firmes de la Sierra Maestra para entrevistar a Fidel. La instantánea revela una de las últimas fotos que le tomaron junto a una delegación venezolana en la Ciénaga de Zapata.
Documentos y demás objetos personales usados en la etapa de insurrección, tanto en la ciudad como en la Sierra Maestra, devuelven a un Faustino imperecedero.
Una copia de su inscripción de nacimiento, del certificado de matrimonio de sus padres y de su título de Doctor en Medicina; cartas que descubren el ideario político de un hombre de todos los tiempos y otras memorias nos lo revelan a más de un siglo de su alumbramiento.
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OFRENDA DE UNA AMIGA
A Faustino le anunciaron la muerte en 1956. Desmentido aquel rumor, Thelvia Martín Mederos respiró tranquila y renunció a eternizarlo en una escultura.
“En 2004 Cabaiguán realizó la I edición de la Bienal de Cultura Agraria y la artista asistió en condición de invitada. Al proponerle gestar una escultura en honor a Faustino, la integrante de una de las células del Movimiento 26 de Julio en la capital del país, bajo las órdenes de su amigo, no dudó en aceptar la idea. Allí confesó que Faustino fue alumno de su esposo, el doctor Jorge López Valdés, mientras cursó la carrera de Medicina.
“Con rapidez convocamos a la recogida de bronce en escuelas e instituciones. Thelvia llevó el boceto a Holguín, provincia en la que se realizó la fundición de la estatua”, confiesa Rangel Cantelli.
La monumental obra, de dos metros de alto y cerca de media tonelada de peso, se develó el 15 de febrero de 2005, en el contexto de las celebraciones por el aniversario 85 del natalicio del soldado rebelde.
La propia artífice, años posteriores moldeó el busto pensado para venerar a Carlos Pérez Hernández, otro de los Pérez con sangre de héroe. En el taller del ceramista Jorge Alberto Capote Hernández tomó forma la pieza, colocada a la entrada de la Cátedra el 3 de febrero de 2012.
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DE CÁTEDRA A CENTRO
Hace 105 años este cubano marcó su estrella en el mundo. Cada 15 de febrero, Cabaiguán le profesa sentido homenaje y así trascenderá en el Centro Comandante Faustino Pérez Hernández.
Por mucho tiempo, la otrora cátedra permaneció en terreno de nadie. La Dirección Municipal de Cultura y Arte y el Centro Universitario Municipal (CUM) Capitán Silverio Blanco Núñez asistían de forma inestable a la institución que, con las puertas entreabiertas, daba curso a las actividades.
“El local pertenecía a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Recuperación de Materias Primas del municipio. Hasta hoy no pertenece a Cultura, pero avanzamos en el proceso de inscripción del inmueble en el Registro de la Propiedad”, argumenta Mildrey Rodríguez Alemán, directora de ese sector aquí.
La funcionaria alega que aunque el mobiliario y otros medios conciernen a su ramo, a cargo además de los gastos asociados al pago de las facturas de agua y electricidad, el ejercicio de las cátedras es rectorado por el Ministerio de Educación Superior, pero el CUM carecía de respaldo financiero para asumir la tarea y garantizar el pago de salario a un personal especializado.
“En medio de esa disyuntiva continuó la programación de la Cátedra, aunque con cierta intermitencia. Establecido un consenso, por acuerdo del Buró Municipal del Partido, de la filial cabaiguanense de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), Cultura y el CUM, recién se dispuso que la institución pasaría a nuestro sector como una sala anexa al Museo Municipal de Cabaiguán”, especifica Rodríguez Alemán.
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Hugo Crespo Crespo, presidente de la UNHIC, sostiene que este es un lugar de referencia obligada para la realización de eventos de conocimientos, talleres y conversatorios convocados no solo por dicha organización no gubernamental.
“En alianza con el sector educacional, entidades y organismos planificamos sugerencias que repercuten en la formación de estudiantes, docentes e intelectuales, más allá del quehacer de Faustino.
“El centro tiene un perfil polivalente. Aguardamos por el arribo de nueva bibliografía, materiales de consulta que estarán al alcance de los visitantes. Más allá de enaltecer la personalidad de Faustino, insistimos en la salvaguarda de la memoria histórica de la localidad y de Cuba”, concluye.
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