Balance del Inder en Sancti Spíritus: sin autocomplacencias ni conformismos

El debate estuvo centrado en las deficiencias en la base y las perspectivas del movimiento deportivo espirituano, entre otros temas

Estimular la práctica deportiva desde la base es un desafío para el sector en Sancti Spíritus. (Foto: José F. González/Escambray).

Ni la autocomplacencia ni el conformismo encontraron asiento en el escenario.

El deporte espirituano pasó revista a su quehacer en el 2024 y, a pesar de que el período le deparó no pocas sonrisas en lo que se denominan áreas claves, la familia del sector centró su mirada en los desafíos para este año y el futuro inmediato.

Por eso, más que parte, decidió ser juez de su propio desempeño en momentos en que se demanda encontrar respuestas desde adentro, cuando la limitación de recursos y las carencias de todo tipo se tornan rivales.

Aunque transitó por los parabienes que han traído las tomas deportivas Siempre Joven, el rescate de la práctica del ajedrez, la recuperación de algunas instalaciones, la buena salud del deporte para discapacitados y los lugares de privilegio nacional alcanzados por la pelota como disciplina colectiva, el debate se enfocó en el trabajo en la base y todo lo que se desencadena después en el alto rendimiento, los resultados deportivos, el espectáculo, las medallas que no se alcanzan…

 En tal sentido mucho se recabó en mejorar la calidad del trabajo con la reserva deportiva, esa de donde deben salir los mejores talentos en cada rincón de los municipios y cuyas fisuras luego se advierten en centros como la EIDE Lino Salabarría, afectada en la calidad de su matrícula y mucho más en la retención ya que hoy no siempre llegan allí los mejores, ni siquiera los que resultan ganadores en sus respectivas competencias provinciales.

 Lo dijo con todas sus letras Laidalí Santana, directora provincial del Inder: “No se trata de traer a las pruebas de captación dos guaguas llenas, sino que vengan quienes tengan el talento y se les haya captado con anterioridad”.

Para corroborar la preocupación, los resultados hablaron por sí solos: la categoría escolar fue la de mayor retroceso, con un décimo lugar en los Juegos Nacionales, tres veces inferior a lo alcanzado en el 2023.

Aunque varios deportes tuvieron incidencia, fueron los de combate los de peor resultado; de ahí que se llamara a intencionar un trabajo profundo por tratarse de disciplinas estratégicas para Cuba y ya los juegos múltiples, incluidos los Olímpicos de París, han dado más de una señal de lo urgente de derribar en el “colchón” o en la lona parte de los obstáculos que deciden este retroceso

El enfoque de estas problemáticas coincidió con la evaluación que en tal sentido ofreció una reciente visita nacional del Inder, que calificó de mal aspectos tan decisivos como la calidad de la matrícula y retención de la EIDE y de la reserva deportiva.

Y aunque las miradas se dirigieron hacia el éxodo de fuerza técnica calificada, insuficiente preparación de quienes trabajan en la base, carencias materiales de todo tipo que azuzan la desmotivación, falta de atención e insuficiente apoyo gubernamental, también repararon en otras fisuras internas.

Nada explica que un área deportiva esté cerrada ya a las tres de la tarde, o que un terreno de béisbol five no tenga delimitadas sus medidas o un área no atraiga a los talentos por exhibir un rostro de abandono. Y esta batalla, como otras, se gana en la base, en las escuelas, los combinados, las áreas, las direcciones municipales.

Con no poca preocupación, se habló de la reducción de la cantidad de practicantes en las áreas deportivas y la falta de electricidad para hacer deporte nocturno. También el encuentro ascendió hacia las zonas del Plan Turquino, ese paraje que, aunque logra abarrotar, a veces, sus competencias nacionales, no consigue hacer bajar aún los suficientes talentos que le han brotado silvestres toda la vida.

Y en ese punto se habló de lo contradictorio de este elemento con la cantidad de personas, sobre todo jóvenes, que se congregan en cualquier esquina o instalación para la práctica del deporte por el simple placer de hacerlo. En ese punto las denominadas Tomas Deportivas han mostrado un camino por explorar.

Coincidieron muchos en que hacia allí deben enfocarse los profesores, los directivos y no solo los del ramo, si entendemos la nueva concepción de mirar al deporte como un sistema que involucra al resto de los actores de la sociedad, dígase Gobierno, Educación, organizaciones políticas, de masas, estudiantiles…

Salió en el balance que hace falta potenciar la atención a los profesores más allá de una letra evaluativa de bien, regular o mal. Hay que acercarse y vivir con ellos las vicisitudes cotidianas, sus preocupaciones. Es a lo que llaman acompañamiento y que no guarda relación con la falta de este o aquel implemento.

También se dialogó en resolver cada problema con enfoque científico y de verdadera integración, algo que pasa por la capacitación especializada, la búsqueda de alternativas para rescatar o fabricar un equipo y hasta para encontrar fórmulas salvadoras capaces de echar a andar máquinas obsoletas.

 A Cuba le urge que el deporte salga a la calle con su capacidad silvestre de convocatoria y, más allá de la esencia competitiva, que ciertamente está restringida por razones archiconocidas, se desborde en su capacidad para llenar horas libres de sano esparcimiento.

Mientras eso no ocurra, la familia deportiva seguirá sentada en el mismo asiento de la informidad de este balance que dejó abierta todas las puertas para que ventilen sus pulmones y reviva a tono con su esencia.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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