El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, reiteró este miércoles en La Habana que el Gobierno del país antillano está dispuesto a tratar asuntos bilaterales con su par de Estados Unidos, sin condicionamientos.
Durante una comparecencia pública desde la sede de la Cancillería, aseguró que, a pesar de las diferencias entre ambos Estados, las autoridades de la isla tienen la voluntad de desarrollar una relación de respeto con la administración de esa nación.
«El gobierno de Cuba, de manera histórica y persistente, ha propuesto al gobierno de Estados Unidos mantener un diálogo respetuoso, responsable, sobre bases de igualdad soberana, beneficio recíproco, respeto mutuo, sin injerencias en los asuntos internos de nuestros países», comentó.
Lo ha hecho de manera pública, respetuosa y reiterada por los presidentes Fidel Castro, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel, y también de manera privada, subrayó.
«Debo reiterar, señaló, que el Gobierno de Cuba ha tenido siempre, tiene hoy, tendrá mañana y tendrá la semana que viene y en el futuro toda la voluntad de trabajar a favor de relaciones civilizadas en beneficio de nuestros pueblos».
En su alocución, el Canciller expuso la posición gubernamental acerca de las medidas anunciadas la víspera por la administración de Joseph Biden, las cuales consideró una consecuencia del fracaso de la agresiva política de la Casa Blanca contra La Habana.
Según opinó, Estados Unidos excluyó a Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo y adoptó otras dos medidas que supuestamente disminuyen su hostilidad, porque fracasó su plan de hundir la economía y derrocar al Gobierno legítimamente establecido aquí.
Rodríguez consideró que el bloqueo norteamericano provoca graves perjuicios económicos y daños humanitarios, pero «no ha ocurrido ni el colapso de la economía, ni el derrocamiento del Gobierno».
Para el jefe de la diplomacia cubana, «el Gobierno de Estados Unidos ha tomado estas decisiones a partir del reconocimiento de que la política que aplicó hacia Cuba es obsoleta».
Es el reconocimiento de que le provoca un gravísimo aislamiento, descrédito y que daña instrumentos que supuestamente necesita para cumplir determinados objetivos de su agenda internacional, afirmó.
Y precisamente ocurre, argumentó, por «el apoyo del pueblo cubano a la Revolución y al orden constitucional que, de manera soberana y en ejercicio de libre determinación, se dio a sí mismo».
Estas medidas son reversibles, subrayó, e insistió en que no deberán someterse a los vaivenes de los gobiernos o a los caprichos de las políticas domésticas y competencias electorales.
Si viniera otro presidente y volviera a incluir a Cuba en la lista, habría que preguntarse cuáles son las razones y quedaría en entredicho la credibilidad del gobierno estadounidense, manifestó.
De acuerdo con el Ministro, excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, impedir acciones en tribunales estadounidenses ante demandas judiciales y eliminar el listado de entidades cubanas restringidas, son «medidas serias, importantes, en la dirección correcta, pero muy limitadas y muy tardías».
Por otra parte, resaltó que permanecen vigentes el bloqueo económico y decenas de sanciones norteamericanas, con efectos extraterritoriales, que violan los derechos de los cubanos.
Cuba seguirá enfrentando y denunciando esa guerra económica, la injerencia y las operaciones de desinformación acerca de su realidad, de igual modo que permanecerá dispuesta a desarrollar una relación de respeto con ese país, acotó.
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