La noche de este viernes quedará marcada para siempre en la memoria colectiva de Trujillo, una ciudad ubicada en la costa norte del litoral peruano. Lo que comenzó como una jornada cotidiana en el concurrido centro comercial Real Plaza terminó en una tragedia cuando el techo del patio de comidas se desplomó, sepultando a decenas de personas bajo los escombros y dejando un saldo preliminar de al menos tres muertos y más de 70 heridos.
El siniestro ocurrió en uno de los espacios más transitados del lugar, donde madres acompañadas de sus hijos disfrutaban de una velada tranquila. Según las autoridades, el aforo del local oscilaba entre 350 y 400 personas en ese momento, lo que aumentó considerablemente el impacto del desastre. Entre los heridos, se reporta que al menos 11 están en estado crítico, y no menos de 10 son niños.
Las primeras horas tras el derrumbe fueron caóticas. Policías y bomberos llegaron rápidamente al lugar, iniciando una carrera contrarreloj para rescatar a quienes permanecían atrapados bajo los restos de la estructura colapsada. Más de 200 personas, entre efectivos de seguridad, voluntarios y personal especializado, trabajaron incansablemente en medio de la angustia generalizada. En algunos casos, utilizaron perros entrenados para detectar señales de vida y motosierras para cortar partes de la infraestructura que dificultaban el acceso a posibles sobrevivientes.
El inspector regional de bomberos señaló que la superficie derrumbada abarcaba entre 700 y 800 metros cuadrados, un área extensa que complicó las labores de rescate. Ante esta situación, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, anunció la llegada de grúas hidráulicas proporcionadas por el gobierno regional para levantar los escombros y facilitar la búsqueda de más víctimas. “Creemos que hay más personas bajo los escombros, aunque no podemos estimar cuántos son”, declaró Santiváñez en un canal de televisión local, reconociendo la magnitud del desafío.
Mientras tanto, familiares de las víctimas se agolparon en las inmediaciones del centro comercial, buscando noticias sobre sus seres queridos. El ministro expresó su comprensión ante la desesperación de estos momentos, pero subrayó la necesidad de mantener el área segura para evitar nuevos incidentes. En paralelo, miembros del Ejército fueron desplegados para apoyar en las tareas de rescate y garantizar el orden en la zona.
El gobernador regional, César Acuña, exigió una investigación exhaustiva para determinar las causas del colapso. Aunque aún no se han establecido responsabilidades, la tragedia ha generado un debate sobre las condiciones de seguridad en infraestructuras públicas y comerciales. Las autoridades aseguran que todos los esfuerzos están centrados en atender a los afectados y en continuar las labores de búsqueda y rescate.
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