Enrique Villegas, un héroe desconocido

Primer guerrero del Directorio Revolucionario en Sancti Spíritus

Enrique Villegas devino verdadero organizador del frente guerrillero del Directorio Revolucionario 13 de Marzo en el lomerío de Guamuhaya.

Cuando era muy joven yo le tenía mucho respeto a una mujer solo porque llevaba el apellido Villegas, pues estaba ligada indisolublemente al héroe que nombraba el Instituto donde estudiaba.

Enrique era Guiterista, y como tal, guapo y con tal radicalidad revolucionaria, que estaba convencido de la necesidad de una organización militar para vencer a la dictadura y de la conciencia política para levantar una sociedad nueva.

Al Comandante Villegas se le califica como el primer organizador, primer combatiente y primer mártir del Escambray, siendo antes un dirigente estudiantil y de la lucha clandestina contra Fulgencio Batista en su ciudad natal.

VILLEGUITA

Enrique Manuel Pedro Villegas Martínez, Villeguita, el tercer hijo de Conrado y Amalia, nació el 1 de agosto de 1924 en la calle San Vidal No. 37, (hoy Juan Gualberto Gómez) en la ciudad de Sancti Spíritus, aunque después vivió en diferentes casas, a saber: en Céspedes No. 458 Norte, o en Pasaje Velázquez, letra g, o en la Calle Martí No. 271; así que era de total raigambre espirituana.  

Aunque no hay muchos referentes de su infancia y adolescencia, sí se sabe que estudió hasta el tercer año del bachillerato, transitando desde el Colegio de Santa Teresita y La Natividad de la Salle y la Escuela Primaria Superior Jacinto Fernández Morera, hasta la escuela de Comercio, pasando antes por el Instituto de Segunda Enseñanza; así que buena instrucción y educación tuvo.

Siempre fue un joven bueno con su familia, amistades y las demás personas buenas, y mostraba la honestidad y la sencillez más férrea cuando vendía productos de la RCA Victor por comisión, siempre acompañado de un libro de José Martí, quizás para leer al Apóstol en cada oportunidad posible, aprendiendo de aquel que era símbolo de la lucha por la libertad.

Era excitable por naturaleza y desde niño tenía un carácter fuerte y con plena predisposición para la acción; así que era de armas tomar, muy respetado donde estuviere, sin ninguna reserva para hacer las cosas más temerarias y por ende un líder natural, lo que demostró en cada lugar en que estuvo.

A los estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza de Sancti Spíritus y de la Escuela de Comercio los lideró para lograr sus propios intereses, como conseguir aulas para las clases de organistas, e igual en manifestaciones o huelgas de carácter político, que tantos dolores de cabeza dieron al régimen, como cuando se logró declarar la ciudad muerta en solidaridad con los obreros del azúcar o la pavimentación de las calles.

Era un joven muy inteligente, lo que dejó claro muchas veces en su lucha contra las hienas de Batista, como cuando puso una ofrenda floral ante el busto del Apóstol situado en el Parque Serafín Sánchez a pesar de los cordones policiales que se pusieron para tratar de evitar tal acto.

Villegas no tenía miedo, de lo que hizo gala en tantas oportunidades, ya sea permaneciendo con total tranquilidad después de hacer un atentado con fósforo vivo, o cuando era apresado e interrogado por las fuerzas de la tiranía.

Si era valiente, más era humanista, como cuando dio su cama a alguien que necesitaba dormir, mientras él lo hacía encima de una mesa o le regaló la suya a una familia que no tenía para comprársela, o entregó sus zapatos a quien no tenía ninguno, o cargó con la culpa que no tenía cuando lo del atentado al Director del Instituto Octavio Michelena por pura solidaridad; demostrando en cada momento un desprendimiento excepcional.

Esa simbiosis de hombre duro y sensible al mismo tiempo era muy atractiva, pues si bien era una persona temeraria, igual escribía y leía poesía, sobre todo a las damas, inventándose rejuegos de las palabras cada vez que veía la oportunidad de agasajar a una mujer, sin importar la edad o su condición, aunque siempre era gente que admiraba, quería y respetaba.

Su madurez política lo llevó a entender que solo con la violencia organizada podía acabar con el régimen batistiano, por lo que se suma a diferentes organizaciones, como la Unión Institucional Revolucionaria o el movimiento 26 de Julio, hasta que de forma progresiva hace germinar el núcleo clandestino del Directorio Revolucionario (DR) en Sancti Spíritus, del que fue su líder indiscutido, junto a  las hermanas Suárez Orosco  y las Brizuela, Horacio Abreu Rodríguez (Piro), Ernesto Valdés Muñoz, Rafael Fariña, Manolito Solano, Julián Castillo, Francisco García Menéndez y otros revolucionarios.

EL FRENTE

Enrique Villegas fue el alma de lo que debió ser el primer Frente Guerrillero del DR en el Escambray, siendo guía y ejecutor fundamental de su organización.

Después del fracaso de las acciones del 13 de marzo de 1957, del asesinato de Humboldt 7 y de la diáspora del liderazgo que quedaba del DR, Sancti Spíritus adquiere una importancia estratégica para esta organización, no solo por ser refugio de muchos de sus combatientes, sino por ser centro neurálgico en pos de sus nuevos objetivos de guerra.

Faure Chomón, nuevo líder del DR viajó a EE.UU. para conseguir los recursos necesarios para una expedición armada al centro de la isla, y en ese contexto Enrique Villegas fue designado para dirigir esta organización militar en Sancti Spíritus y lugares adyacentes, la que se construyó desde sus bases.

Fue trascendental habilitar los mejores lugares en las montañas para esconder armas y pertrechos militares, crear la logística de transportación necesaria e incluso mantener pequeños grupos de alzados desde las alturas de Banao hasta las de Trinidad, pasando por Manicaragua, Placetas, Fomento, Güinía de Miranda y Cumanayagua y posteriormente trasladar, desde La Habana hasta el Escambray, las armas traídas desde EE.UU. o las resguardadas todavía de acciones anteriores, de modo que se prepararan  las condiciones para que, llegada la expedición que conduciría al resto de combatientes y medios, se pudiera abrir el frente guerrillero e iniciar las operaciones militares.

Transportar esas armas fue una proeza enorme de los combatientes del DR que actuaron en las propias narices del régimen, y todavía más fue crear la infraestructura clandestina necesaria para mover personas, armas, útiles, medicinas en una y otra dirección desde Sancti Spíritus hacia el Escambray, y viceversa, todo lo cual dirigió Enrique Villegas, en unión de Ramón Pando Ferrer y otros revolucionarios.

MUERTE

Habiendo creado condiciones imprescindibles y considerado la enorme persecución a que estaba sometido, e igual porque estaba decidido a ello, se alzó en las montañas el 26-12-1957, así que estuvo como guerrillero solo un mes, donde participó en dos combates, La Diana y en Vega de Naranjo, en territorio de Güinía de Miranda, donde fue asesinado.

Las circunstancias de su muerte en combate el 25 de enero de 1958 no están claras, pero no hay dudas de que fue su intrepidez y desbordada confianza lo que lo enfrentó a la muerte, pues cuando trasladaba armas, fue sorprendido por tropas del ejército que sabían dónde estaba él por un chivatazo.

Lo remataron en el suelo, cuando balbuceaba, se dice, el nombre de su hija Mayra, y dejaron tirado su cuerpo allí mismo, al que lugareños piadosos sepultaron después de hacer colecta para cubrir los gastos imprescindibles. 

Enrique Villegas, póstumamente ascendido a Comandante, tenía enormes capacidades organizativas y creía en la necesidad de la unidad y colaboración efectiva con las demás organizaciones revolucionarias, pues no fue partidario de sectarismos y competencias por el poder entre quienes luchaban por Cuba.

Villeguita siempre estuvo en la candela, donde están los que no tienen miedo a las tiranías y nunca dicen hagan, sino que hacía; no pidiendo permiso jamás a nadie para luchar, sino que convencido de la justeza de su pensamiento, combatió sin esperar reconocimiento alguno y sin miedo a las consecuencias.

Enrique Villegas puede ser un arquetipo para los jóvenes, no solo por lo que hizo, sino porque su historia no contada, camuflada, olvidada u obviada, puede ser muy bien recibida por ellos, por ser muy atractiva y tener muchos puntos de contacto con sus intereses.

Guillermo Luna Castro*

Texto de Guillermo Luna Castro*

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