José Antonio Rodríguez García: Hay que enamorarse de la ganadería (+fotos)

Lo asegura este veterinario y especialista en Reproducción de la Empresa Pecuaria Venegas, de Yaguajay, quien, con 40 años de labor, encabeza el trabajo del Centro de Recepción del Ganado Gyr Lechero en Cuba, ubicado en la Vaquería Típica 1 de esta entidad

“Cuando voy a una unidad no lo hago como el reproductor ni como el veterinario, sino como un trabajador que mira ambos elementos”, señala Rodríguez García. (Fotos: Cortesía del entrevistado)

Cuenta que de pequeño siempre estuvo ligado a los animales. Quizás, fue ese apego el que lo llevó años más tarde hacia el camino de la Medicina Veterinaria. En la elección no hubo imposiciones familiares. La necesidad de estudiar y de sanar los animales habló más alto en José Antonio Rodríguez García, quien advirtió, siendo apenas un muchacho, que sería feliz en medio de vacas, caballos y de cuanto animal se le cruzara en el camino.

Y la vida no se equivocó. A la altura de 40 años de ejercicio profesional, José Antonio, médico veterinario y especialista principal de Reproducción de la Empresa Pecuaria Venegas, de Yaguajay, es la prueba de que la vocación tiene que ser, irremediablemente, brújula en la ruta de las profesiones. No por gusto se adentró en el otrora Instituto Tecnológico de Veterinaria, ubicado en La Habana, instalación que, luego de cuatro años, lo formó como técnico de nivel medio en Veterinaria.

Desde hace dos años encabeza la labor del Centro de Recepción del Ganado Gyr Lechero en Cuba, ubicado en la Vaquería Típica 1 de la empresa.

Con estos honores salió de la referida institución en el año 1976. José Antonio traía intactos los deseos de trabajar con los animales, sobre todo, con el ganado, así como un sinfín de saberes que lo harían, en la práctica, un profesional completo. Fue así que llegó a la Empresa Pecuaria Venegas, centro que lo abrazó hasta los días de hoy.

“Lo primero que hice al comenzar en la empresa fue trabajar en la recría número 2, del distrito 23, en Venegas. Cuando llevaba dos años en esta tarea llega un curso de Fisiopatología en la Escuela Fernando Conde, de La Habana, y decidí pasarlo. Una vez graduado del curso, seguí trabajando como fisiopatólogo en los distritos 23 y 25, de Venegas y Perea, respectivamente.

“En esta función atendía las vacas en el posparto, trabajé las vacas vacías y en la incorporación de las novillas, es decir, con todo lo que tenía que ver con el aparato reproductivo de la hembra, en aras de obtener buenos resultados en la natalidad, objetivo principal de la ganadería, porque si la vaca no pare, no hay producción de leche”, refiere Rodríguez García.

Mas, José Antonio no se conformó con lo logrado hasta este momento. Emprendió el camino de la superación y se adentró en el estudio de la carrera de Medicina Veterinaria hasta alcanzar ese título. Fue este paso, tal vez, el que lo llevó a transitar por diversas funciones dentro y fuera de la entidad. La Veterinaria y la reproducción siempre marcaron el rumbo.

Tanto es así que, desde el año 2021, después de haber permanecido fuera del centro por cuestiones familiares, José Antonio vuelve a la empresa tras la llegada del director Liván Franco Camacho, quien quiso incluir dentro de su equipo de trabajo a un profesional con amplio dominio de esos temas.

“Mi apego es hacia la ganadería, y una de las cosas que me hizo retornar a la Pecuaria Venegas fue el trabajo que estaba desarrollando Liván, quien comenzó con la recuperación de las vaquerías, la base alimentaria, la limpieza de las áreas… Se veía un despegue de la empresa, y quise formar parte de ese equipo de trabajo para recuperar los niveles de producción y el prestigio que en un momento determinado tuvo la entidad”, añadió el especialista en Reproducción.

José Antonio suma más de 40 años de labor en la Empresa Pecuaria Venegas. (Foto: Greidy Mejía/Escambray)

Y la reincorporación le vino como anillo al dedo. Desde hace dos años encabeza la labor del Centro de Recepción del Ganado Gyr Lechero en Cuba a través del trasplante de embrión y la inseminación artificial, ubicado en la vaquería típica número 1, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Santos Caraballé, de la empresa.

“A raíz de la introducción en el país de la raza Gyr, a la empresa le dan la tarea de preparar las condiciones para impulsar esta misión, pues deben ser condiciones de hábitat favorables para los animales. Entonces, hemos preparado un centro de novillas con todas las condiciones de manejo, alimentación, y sanitarias. Ahí gestamos los animales y luego de gestarlos pasan a una unidad de gestación, donde atendemos a la vaca gestante, velamos el parto, y las seguimos hasta el destete.

“Luego del destete pasan a la recría para darle seguimiento porque si no hacemos esto, no vamos a obtener los resultados que queremos. Pensamos que con este manejo que les estamos dando a los animales, a los 20 meses ya podemos ir gestando nuestras primeras novillas.  

“Es una vaquería tradicional que la hemos adaptado a centro de recepción y desarrollo de material genético traído de Bolivia. La importancia que tiene la introducción de estos animales en Cuba es que vamos a buscar animales resistentes al trópico, y estos tienen una buena adaptación. Nos van a dar una buena producción de animales, pues la raza Gyr, que es la que estamos introduciendo, es de doble propósito, es decir, la hembra sale buena de leche, y el macho tiene mayor rendimiento a la hora del gancho cuando lo matamos en el matadero. Con esta raza vamos a tener el resultado que al país le hace falta.

“Este desarrollo sirve tanto para el sector privado como el estatal, pues los animales que se obtienen de inseminación tienen un 50 por ciento de los Gyr con un 50 por ciento de los animales nuestros. Por su parte, los de trasplante de embrión, que son el ciento por ciento de esos animales puros, irán al centro de inseminación: los machos, como futuros sementales y las hembras pueden servir para donar los óvulos y, de esta forma, no tenemos que comprarlos en el exterior, porque tenemos cómo producirlos en Cuba.

“Si volviera a nacer sería veterinario y ganadero”, confiesa.

“Dicha labor implica un sacrifico y una dedicación tremenda. Desde que hay una vaca en celo o que está por parir, tiene que estar uno de arriba para abajo. El que trabaja en la ganadería tiene que estar enamorado de ella porque si no, no va a obtener resultados en su trabajo”, confiesa este hombre, ganadero de pies a cabeza.

Ha sido esta entrega la que lo ha hecho permanecer en la Empresa Pecuaria Venegas, incluso, después de la jubilación. Con 67 años a cuestas no se arrepiente de haber escogido la ruta de la veterinaria y de especializarse en la reproducción. 

“La ganadería es una actividad muy compleja, no es como los cultivos varios. Usted coge una caballería de tierra perdida de marabú, la prepara y al cabo de los seis o siete meses ya ve resultados en su trabajo. Sin embargo, en la ganadería no es así. La ganadería requiere de un tiempo de cuatro a cinco años para ver logros. Es una actividad a largo plazo.

“Además, requiere de manejo y alimentación. Sin ellos no hay resultados ganaderos. Manejo es formación de grupos, grupos de ordeño, separar el animal joven del chiquito…, y alimentación es tener la base alimentaria, o sea, no haces nada con tener alimentación y no tener manejo, o viceversa. Estas dos cuestiones tienen que andar unidas”, recalca Rodríguez García.

Mientras explica con detenimiento estos pasos, desborda conocimientos. Cada frase es escoltada por argumentos sólidos, por una teoría que ha reforzado en la práctica y que le ha dado buenos frutos.

“Me ha sido de mucha utilidad dominar tanto la Veterinaria como la reproducción. Cuando voy a una unidad no lo hago como el reproductor ni como el veterinario, sino como un trabajador que mira ambos elementos. Si no le tiro a la Veterinaria con el manejo y la alimentación de los animales, no voy a tener resultados en la reproducción, y si no le tiro a la reproducción para atender el parto, para que no se me enferme el ternerito, para que el ombligo del ternerito se cure, para que la vaca no me coja infección, pues no tengo resultados en la veterinaria.  Entonces, combino las dos cosas”, agrega.

Con camisa y sombrero, vestuario típico de los ganaderos, este hombre lo mismo está en la sede de la empresa, ajustando detalles para llevarlos al terreno, que en una vaquería siguiéndole el rastro a las vacas. Para José Antonio la ganadería es el centro de atención. “Si volviera a nacer sería veterinario y ganadero, porque siempre fue mi sueño”, asegura.

Como un hombre de verbo firme, de andar recto, y de una profesionalidad envidiable se puede catalogar a José Antonio Rodríguez García, un ser humano que, con más de seis décadas de existencia, ha preferido seguir allí, en la Empresa Pecuaria Venegas, ese lugar que lo ha visto envejecer, siempre al pie de las vacas.  

Greidy Mejía Cárdenas

Texto de Greidy Mejía Cárdenas

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