La fórmula de Olga

Alejarse del dispensario provocaría reacciones adversas en la cabaiguanense Olga Serafina García Carvajal, consagrada a los servicios farmacéuticos

Por más de cuatro décadas esta profesional se ha mantenido en la red de farmacias del municipio. (Fotos: Alexey Mompeller/ Escambray)

Agitador en mano simula una maestra de orquesta; fabulaciones a un lado, no se atrevería a descifrar una partitura. En cambio, frente al embudo, los vasos de precipitado, el mechero y el cuentagotas concibe un concierto de fórmulas.

Antes de darle la espalda al otrora Instituto Politécnico de la Salud de Cienfuegos, Olga Serafina García Carvajal hizo un pacto con el dispensario. La técnica en Servicios Farmacéuticos regresó al aula cuando las canas le llevaban ventaja y desafió los rigores de las pruebas de ingreso a la Educación Superior hasta licenciarse en ese perfil. 

“En ocasiones, por labores administrativas no puedo vincularme directamente a la producción, pero busco el instante para apoyar. Disfruto cada fase del proceso y, además, la población demanda de estos surtidos”, confiesa a 42 años de haberse entallado la bata blanca.

De vuelta a casa, desprende la esencia de jarabes, melitos, cremas y otras elaboraciones con el sello del Centro de Producción Local de Medicina Natural y Tradicional de Cabaiguán.

“Confío en las propiedades de la medicina natural. Consumo jengibre en sus diversas presentaciones, por los efectos beneficiosos que tiene para la salud al mejorar la digestión, aliviar las náuseas, reducir la infamación, fortalecer el sistema inmunológico… A los pacientes les recomiendo cualquiera de los más de 80 renglones fabricados aquí y distribuidos en grupos farmacológicos, una alternativa de tratamiento para combatir múltiples enfermedades”.

La especialista suma horas extras a la faena cotidiana para entregar elaboraciones con calidad.

Su sapiencia y entrega hablan por quien conoce a ojos cerrados otras unidades de la red de farmacias comunitarias de la demarcación. Con tal carta de presentación asumió la responsabilidad de especialista principal de esta instancia, que le depararía el mayor de los retos profesionales.

“Tenemos un plan alto, pero de enero a diciembre cumplimos los indicadores, gracias al sacrificio y esfuerzo de todos”, alega la cabaiguanense que suma horas extras a la faena cotidiana para entregar en tiempo las producciones.

“En 2024 superamos los compromisos pactados en un 109 por ciento, cifra traducida en 838 329 frascos de diferentes medicamentos a disposición de los cabaiguanenses. Mantuvimos el ritmo a pesar de la ausencia de materias primas básicas para la manufactura de preparados hechos a base de mentol y de petrolato líquido y sólido”.

Desde granjas urbanas radicadas en varios puntos de la región abastecen al colectivo, referente en la provincia por emprender encargos materializados en jarabes anticatarrales, pediculicidas, cremas o soluciones para la higiene de las manos.

El avance tecnológico agenciado al Centro de Producción Local de Medicina Natural y Tradicional lo convierten en una de las instituciones de su tipo más equipada del territorio espirituano. La adquisición de dispositivos gestionados por el Proyecto de Desarrollo Local (PRODEL) optimiza el autoabastecimiento del municipio.

“Crecimos en los volúmenes de producción al contar con dispensadores de compuestos líquidos y sólidos, prácticos para el envase de frascos, así como percoladores que dinamizan el trabajo.  Las donaciones incluyeron flujo laminal, balanzas analíticas y peachímetro, entre otros equipos indispensables para determinar la calidad de los preparados”.

Con semejantes luces a favor del buen hacer se desvive por mantener impecable esa suerte de minindustria y en el bolso lleva los informes de la jornada para, de bostezo en bostezo cuando la noche la sorprende, pasar revista a los indicadores. 

Después de jubilada continúa al frente del Centro de Producción Local de Medicina Natural y Tradicional de Cabaiguán.

En 2008 a Zenaida Carvajal, madre de Olga y para entonces una de las soberanas del batey Cruz de Neiva, el alma le abandonó el cuerpo al conocer que su hija compartiría el mismo cielo que Hugo Chávez Frías y otros colaboradores cubanos presentes en la República Bolivariana de Venezuela.  

Contaría los meses para el reencuentro. Mientras, en el Estado de Portuguesa escribió uno de los capítulos de su vida al que puso punto final en 2011.

“Fueron momentos de añoranzas, descubrimientos y superación. Durante mi estancia allá se indicó a los farmacéuticos la distribución de medicamentos hacia los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), los Departamentos de Estomatología y los Consultorios del Médico de la Familia, proceso sin precedentes dentro de la misión cubana en ese país”.

A la experiencia en la región occidental venezolana le debe lazos afectivos que todavía conserva, amistades fraguadas en una etapa donde descubrió los sabores de la arepa y la hallaca.

Para Olguita, el empeño bien pudiera ser la dosis exacta que conlleva al éxito. “Si permanezco un día fuera de aquí me siento extraña. Ni jubilada pensé en distanciarme del laboratorio. Sin dudarlo me reincorporé y, de ausentarme unas horas, por teléfono sigo al tanto de la producción”.

Alexey Mompeller Lorenzo

Texto de Alexey Mompeller Lorenzo

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