La luz de Luminaria

La XXXIII Feria Internacional del Libro tiene como temática Todo un país en libros, en atención al aniversario 25 de la creación del Sistema de Ediciones Territoriales

A pesar de los atrasos, Ediciones Luminaria no se ha rendido en el empeño de publicar los textos que se aprueban. (Foto: Roberto Javier Bermúdez/ Escambray)

No pudo encontrar mejor metáfora Luis Mateo Lorenzo —director de la institución que le da el sello espirituano a los libros— para expresar que la idea materializada por el Comandante en Jefe Fidel Castro de extender editoriales por todo el país hizo sentir a los creadores literarios la misma alegría que a los campesinos la Reforma Agraria. No exagera, pues 25 años después de ese suceso de profundo carácter revolucionario se confirma que, de no haber ocurrido hubiera sido una quimera que hoy tantos portadores del don de la escritura puedan saborear el placer de hojear sus textos y también sufrir dolores de cabeza, propios de toda obra humana.

“Los orígenes de lo que hoy conocemos tiene un poco más de tiempo en nuestro territorio —recalca—. En 1989, se logró armar una primitiva imprenta y surgieron los primeros títulos. Fueron plaquettes, que tuvieron repercusión en todo el país, y algunos libros. Aunque no era la Luminaria de hoy, sí abrió el camino de lo que en el 2000 se logró al integrarnos al grupo de 22 editoriales del Sistema de Ediciones Territoriales”.

Justamente, a ese proceso que evitó que creadores espirituanos, en un inicio, como Esbértido Rosendi, Senel Paz, Manuel Sosa, Juan Eduardo Bernal Echemendía y, luego otros, entonces jóvenes como Fernando León Jacomino, Rigoberto Rodríguez Entenza, Reynaldo García Blanco, Liudmila Quincoses, Sonia Díaz… y otras firmas más cercanas a estos tiempos se quedaran con muchos de sus textos engavetados o, simplemente, compartidos entre amistades y conocidos, se roba la atención del mayor suceso cultural diseñado a lo largo y ancho de Cuba.

Y, por tanto, en Sancti Spíritus, donde se contabilizan más de 400 títulos resguardados en las colecciones de su casa editorial no escapa a que también se honre. Por ello, a fin de continuar la búsqueda de los caminos que permitan andar con pasos seguros por los complejos procesos editoriales en tiempos de escases, innovación tecnológica y búsqueda inevitable de cómo crear sin provocar tantos gastos al Estado convocan a disfrutar de un variado e interesante programa.

“Luminaria forma parte de la cultura espirituana porque ha sido vocera de muchos de sus pensamientos. Ha mostrado el rostro de nuestros escritores. Es un proyecto sociocultural, no una fábrica de libros. Ha estado en la calle con un diálogo directo y franco, a partir de representar todos los saberes”.

Con ese espíritu, el colectivo de la editorial ha hecho suya la cochera del Museo de Arte Colonial en estos días de Feria. Y, aunque después de acomodar un tanto ese entorno a sus necesidades y anhelos se siente bien, no niega que en más de un momento se resistió de abandonar la sala central de la Galería de Arte Oscar Fernández Morera, sede desde hace mucho tiempo de su programa en las jornadas del gran suceso.

“Una novedad que para nosotros es muy importante e interesante ha sido, sin dudas, que hemos logrado traer a nuestro territorio alrededor de 10 editoriales del resto del país como Caminos, Verde Olivo y Letras Cubanas. De esa forma, además que los lectores espirituanos pueden conocer sus propuestas, permite estrechar vínculos de trabajo que nos beneficiarán a todos”.

De contextualizarse a fuerza de los vientos de cada momento histórico conocen muy bien quienes han laborado y aún lo hacen en Luminaria. De las publicaciones de papel amarillo a las de hoy en formato digital ha llovido mucho. La llegada de la covid, el recrudecimiento de la ausencia de papel y la obsolescencia de su tecnología les han hecho buscar más de una salida.

“A pesar de los atrasos en nuestro colchón y otros problemas, no nos hemos rendido en editar los textos que se aprueban”.

Si bien todavía muchas deudas como limpiar la larga lista de espera de los autores y desterrar desacertadas o casi nulas estrategias de promoción de sus publicaciones y que hoy resultan más que evidentes cuando sus ventas en el escenario digital son nulas, se confirman los intentos por no permitir que se apaguen las luces de la casa editorial espirituana.

Ejemplo de ello es lo logrado para esta Feria. No sólo se podrá sentir el placer de hojear con los dedos Isabel bajo la lluvia eterna, de Virgilio López Lemus y Arte adentro, de Luis Rey Yero, sino que tras muchas horas de desvelos y de sortear los extensos apagones se pudieron sacar en formato físico Güije, güijadas y güijaditas, de María del Rosario Basso Ibarra y Ciruelas rojas, de Ramón Luis Herrera, verdadero homenaje a quienes se les dedica el capítulo espirituano del acontecimiento.

También, como novedad se presentarán por primera vez, pero solo en formato digital, la tercera edición de Gente que la calle conoció, de Juan Eduardo Bernal Echemendía, Honestidad en tiempos de corrupción. Joseíto Ruiz, el alcalde socialista de Yaguajay (1946-1952), de José Ramón Ruiz Hernández y Paquelé. El color de la libertad, novela gráfica por Osvaldo Pestana, Montos.

“Otra de las opciones que se suman a los paneles, conferencias, intercambio con las otras editoriales y presentaciones de nuestros textos es la promoción de los títulos que bajo nuestro sello no han sido vendidos y tienen una calidad significativa”.

Entre ellos se distinguen los de la literatura infantil, como Aventura científica, de Abel Hernández Muñoz, El mundo de las libélulas, de José Manuel Ramos Hernández y La cebollita llorona y otras fábulas, de Mario J. Lemas.

“Para nosotros, estos días también tienen marcada importancia porque podemos compartir varios de los libros que fueron impresos y hoy ya están digital como Con nubes de azúcar fina, de Ubaldo Pérez Hernández”.

Con la despedida de la XXXIII Feria Internacional del Libro en Sancti Spíritus también se conocerán las intenciones de Luminaria de cara a los próximos tiempos, en su constante quehacer para cobijar a escritores y ser el vínculo más cercano con los públicos; un verdadero reto en tiempos, donde la literatura, aunque jamás perderá su valor como soporte de conocimientos y esparcimiento, sí libra constantes duelos con otras opciones que se roban las atenciones de varias generaciones como los audiovisuales y video juegos. Lograr posicionarse entre sus semejantes será la máxima de ese sueño que por más de 25 años se vive en Sancti Spíritus con total orgullo por iluminar muchas creaciones.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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