La supervivencia de la libreta

La vieja cartilla desaparecerá algún día pero no será este año ya que, de acuerdo con el especialista principal de la Oficoda en Sancti Spíritus, para este 2025 está garantizada la libreta de abastecimientos a todos los núcleos en el país

Ilustración: Osval

Libreta de abastecimiento en mano, el grupito siempre está en los alrededores de la bodega; todos rebasan los 70 años y es ese su lugar de reunión, el que también les otorga la posibilidad de ser los primeros en adquirir los productos normados. El establecimiento y sus alrededores se ha convertido en su hábitat natural y en su modo de subsistencia.

Por eso blanden el librito con tapa amarilla como un estandarte cuando de carretilla, como si el oficio me permitiera sabérmelas todas, preguntan por qué ahora se pretende eliminar lo que para ellos, los de menos ingresos, los más vulnerables, resulta la mejor manera de distribuir lo poco teniendo en cuenta precios astronómicos que para casi todo superan los 1 000 pesos,

Desde su surgimiento en 1963 como una forma de garantizar la distribución equitativa de los productos alimenticios básicos, para casi todos los cubanos la libreta de abastecimiento ha sido imprescindible, aun en tiempos en que los anaqueles estaban llenos de productos venidos de la antigua Unión Soviética.

De ahí la preocupación y la duda de la población que, si bien no percibió de forma clara las palabras del primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz, está más confundida después de muchas noticias falsas, informaciones mal intencionadas en las redes, la vox populi o encontronazos con sabihondos de esquinas.

El titular cubano durante su intervención en la sesión de la Asamblea Nacional el pasado mes de diciembre dijo que se estudia y está encaminándose definitivamente retirar el subsidio a productos de la canasta básica que se distribuyen a través de la libreta de abastecimiento;a decir verdad, una recomendación de larga data por parte de los entendidos en materia de economía, aunque aclaró que este proceso será gradual, abordando producto a producto.

También decía que “el camino hacia la eliminación de los subsidios en Cuba, incluidos los de la canasta básica, no tiene marcha atrás” y la reforma tiene como objetivo redirigir los subsidios que actualmente se aplican de forma generalizada hacia un modelo enfocado en las personas en situación de vulnerabilidad.

Que algún día tiene que desaparecer es obvio, pero muchos opinan que no es el momento; otros creen que sí y exponen criterios controvertidos: “porque hay inestabilidad en las entregas de la canasta básica familiar”, “algunos productos no llegan sistemáticamente todos los meses”, “ya no es efectiva porque se han reducido las cantidades por consumidor de algunos productos”.

También sobran cuestionamientos: ¿por qué los que poseen mucho dinero (el suficiente para vacaciones en el extranjero, largas estancias en hoteles de lujo o la compra de un auto) tienen el mismo derecho a los productos subsidiados de la libreta? ¿Por qué los miles de personas que no trabajan tienen derecho a los mismos servicios que quienes luchan de sol a sol por su sustento? En ese sentido valdría la pena priorizar a niños, ancianos, jubilados o trabajadores cuyo salario medio no les permite ni siquiera ir a una base de campismo con los actuales precios.

Entre las dudas, cuestionamientos y criterios en redes sociales es válido aclarar que si la vieja cartilla desaparecerá algún día no será este 2025 ya que, de acuerdo con Daniel Peralta Morales, especialista principal de la Oficoda en Sancti Spíritus, para este 2025 está garantizada la libreta de abastecimientos a todos los núcleos en el país.

“Desde inicios del mes de enero entrega a los 190 857 núcleos que existen en la provincia, distribución que debe concluir en el mes de marzo en algunos de los municipios espirituanos”, aseguró el directivo.

Lo que sí está claro es que la libreta de abastecimiento —tan criticada y objeto de burla por muchos en el mundo, inmortalizada por Pánfilo Epifanio, creación muy nuestra que se merece un monumento por lo que ha significado a lo largo de décadas para la mayoría de los cubanos de a pie— no nació para ser eterna. “Es que con mi chequera no puedo comprar otra cosa”, comenta Pablo, un jubilado de los que siempre esperan en la esquina de la bodega. Lo único que él y muchos tienen claro es que, a pesar de los pro y los contra, sobre todo en estos tiempos de contingencia, el histórico librito es, por ahora, un mal necesario que merece análisis mesurado antes de tomar una decisión que no tiene fecha para definirse.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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