Un mal día lo tiene cualquiera y en el tono de una respuesta quedan explícitas las dosis de enojo. Mas, ni en síntoma de desacuerdo, a Marisel Acosta Carmona le cuesta levantar la voz. Enemiga de las exasperaciones, pareciera que levita.
De contarse por azar entre la población asistida por la cabaiguanense, puede que reconozca al instante el romanticismo de esta ejecutiva telemática del Centro de Atención Telefónica, perteneciente a la División Territorial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (Etecsa) en Sancti Spíritus.
Etecsa, le atiende Marisel, ¿en qué puedo ayudarle?
Esa ha sido su carta de presentación en 33 años de entrega al sector. En tiempo récord corresponde a la petición de los usuarios. “Orientamos a las personas para que, sin salir de casa, obtengan la información demandada.
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“Asesoramos a clientes de la telefonía fija y móvil en cuanto a las posibilidades de gestión comercial, reparaciones; recepcionamos sus inquietudes y le referenciamos la extensa variedad de servicios brindados por la entidad. El propósito es complacerlos, aunque me venza el cansancio después de una intensa jornada laboral”, sostiene.
Remolonear en la cama nunca se lo ha propuesto, menos a tres años de coquetear con la jubilación. Un asiento seguro tiene en la primera salida de la ruta Cabaiguán-Sancti Spíritus. El repique de sus tacones desvela la madrugada, al viajar a diario hacia la ciudad cabecera provincial por más dos décadas.
“Los turnos son rotativos, de siete de la mañana a tres de la tarde, sin importar día de la semana ni fechas especiales. Durante las noches hago guardias. A la mañana siguiente, a fuerza de la costumbre, continúo con los quehaceres domésticos”.
Consagrarse a este empeño, al formar parte del otrora Centro Telefónico del municipio a partir de 1992, la ha privado de momentos. De regreso a casa conocía a través de terceros de las travesuras de sus dos hijos, ya adultos, al cuidado de la familia en su ausencia necesaria o del despeine de los árboles del pueblo por el capricho de aquel huracán.
“La Federación de Mujeres Cubanas (FMC) ofertó el curso de operadora nacional de larga distancia. Al egresar de la Facultad Obrero-Campesina, realicé las pruebas y me aceptaron. Conectábamos las llamadas salientes e, incluso, las internacionales”, recuerda mientras da fe del rigor de esa etapa. En la mezcla de remembranzas, el uniforme que luce impecable, es uno los cambios urgidos en la despedida del siglo XX.
“Con la digitalización nos trasladaron para la sede espirituana. Las operadoras carecíamos de sentido, al poder realizar los propios clientes las llamadas de forma directa. Hoy cubrimos los territorios comprendidos entre Matanzas y Sancti Spíritus”.
La presencia femenina le otorga una gracia especial al Centro de Atención Telefónica. Mujeres yayaberas y cabaiguanenses dan vida a un colectivo donde rige la disciplina.
“Estoy satisfecha, me gusta lo que hago, a pesar de que requiere de abnegación, sacrificio y sentido de pertenencia”, confiesa dispuesta a regresar al aula, como la ha hecho en varias ocasiones para mantenerse en órbita con las tecnologías.
“Aquí la superación constante resulta obligada. Estás frente a una computadora, pero pendiente a los cambios. El mundo de las telecomunicaciones evoluciona y tienes que autoprepararte para brindar un servicio con profesionalidad”.
Ajustado el auricular e iniciada su sesión en la base de datos, Marisel Acosta apura sus dedos sobre el teclado y activa la búsqueda a solicitud del primer usuario de los más de 400 que, como promedio, son atendidos en un turno de trabajo.
Apenas cuelga, entra una nueva llamada. El mismo saludo de la dama, a veces vestida de beige y otras de azul, desprende carisma. Sin alcanzar a respirar la aroma de su perfume, vía telefónica la imaginan tal cual.
“Siempre me arreglo, me peino y me maquillo como si fuera a asistir a una fiesta. En el trabajo permanezco gran parte del día”, dice ante el espejo la auténtica presumida, adepta a combinar los accesorios del cabello y el calzado con el atuendo.
Todo lo bueno que se dice ella es muy cierto, excelente trabajadora y como compañera y persona lo máximo, creo se merece todo ese homenaje que se le está haciendo en el periódico escambray, felicidades mi amiga, TE LO MERECES