María Carla, la niña vaquera (+fotos)

Muchas pistas de rodeo en Cuba han sido testigos del desempeño de esta barrilera espirituana que a los seis años se convirtió en la amazona nacional pioneril y hoy se traza nuevas metas

A Rubia la domé en compañía de mi padre, la enseñé a estar en la pista, a compartir conmigo cada ejercicio, cuenta María Karla. ( Fotos: Rosa Blanco/Escambray)

Con solo cuatro años se subió por primera vez a un caballo en el área de equinoterapía que radica dentro de la Feria Agropecuaria de Sancti Spíritus. De esta forma, se cumplía la promesa de sus padres de llevarla a galopar si ella dejaba la manía de arrancarse mechones del cabello. Poco después María Carla Santana Cruz se involucró en el proyecto Relevo Ganadero y comenzó a desandar entre barriles sobre su yegua Rubia, que también se estrenó en esta pista, por lo que fue preciso someterla a una fuerte preparación.

¿Cómo fueron esos inicios como barrilera?

“El amor que siento por los caballos fue determinante, eso es algo que no puedo explicar. A Rubia la domé en compañía de mi padre, la enseñé a estar en la pista, a compartir conmigo cada ejercicio, eso fue poco a poco, porque yo era una niña pequeña; pero recuerdo que cuando salí por primera vez, amarradita por las piernas para no caerme de la yegua, el público se emocionó mucho, así fue siempre que hacía una carrera de exposición, lo que constituía un gran atractivo en un evento de rodeo.

“Yo crecí en la finca Las Marías, en las inmediaciones del hotel Zaza, eso me dio la posibilidad de tener allí mi propio animal. Con Rubia estuve 10 años, hasta que me la robaron, y visité muchas pistas de Cuba, junto a ella fui creciendo y formándome como barrilera. Ahora tengo a su hijo, Mariachi, que está saliendo muy bueno.

“Claro que para contar con un buen caballo de rodeo uno tiene que esforzarse tanto en su entrenamiento como en la nutrición. A Mariachi lo mantengo en cuadra, con una dieta a base de pastos, pienso, guarapo, leche y todo lo que pueda aportarle. Pero también lo entreno, lo corro sistemáticamente en la finca y en la pista de esta feria, a la que vengo algunas tardes para prepararlo, pero igual lo pongo a nadar en la propia presa Zaza, eso le fortalece los músculos y completa su entrenamiento. Lo desparasito y lo baño con champú, él lleva cuidados específicos, pero después me los retribuye”.

¿Cómo es María Carla la amazona?

“Con cuatro años también fui por primera vez a Rancho Boyeros, la casa grande del rodeo en Cuba, luego seguí asistiendo siempre que se desarrollaba algún evento competitivo, incluso me invitaron a México, pero como era tan pequeña no quise separarme de mis padres. Actualmente soy la amazona provincial del equipo de Sancti Spíritus”.

¿Tu mejor vivencia?

“El día más emocionante de mi vida fue cuando, en medio de la pista de Rancho Boyeros, Sailí Pérez Rizo, quien por más de 40 años tuvo en su poder el título de amazona nacional oioneril, entregado por Fidel, me hizo portadora de ese importante reconocimiento junto a otros integrantes de la comisión. Recuerdo que cuando salí a realizar la carrera entre barriles las gradas estaban repletas y el público se puso de pie, se escuchaban gritos de alegría, aplausos, muchos gritaban mi nombre, otros lloraban de alegría, yo estaba impactada, eso fue un suceso inolvidable del cual nunca me podré desprender”.

¿Qué requisitos se miden para alcanzar el título de amazona?

“Una se somete a pruebas de conocimientos y de habilidades, no es solo subirse al caballo y realizar la carrera entre barriles, sino que se exige de una rigurosa preparación; por ejemplo, está la prueba de las amazonas que consiste en el lazo al novillo, ensille y desensille del animal, los andares, la prueba teórica para medir no solo el dominio del reglamento del rodeo, sino los conocimientos sobre cultura general integral”.

¿Dónde estudia María Carla?

“Curso el primer año en el preuniversitario Honorato del Castillo y aspiro al concluir optar por la carrera de Medicina Veterinaria. De esa forma seguiré mis pasos en el mundo de la ganadería, vinculada a los caballos, que es lo que más me apasiona. Eso no significa que mis sueños estén realizados, pues en la misma manera que llevaré los estudios académicos, seguiré luchando por alcanzar mi mayor propósito, que es el de convertirme en la amazona nacional del rodeo cubano, pero eso lleva y exige de mucha voluntad y preparación”.

Muchas pistas del país han sido testigos del desempeño de la quinceañera que ha puesto en alto el nombre del equipo espirituano, junto al cual ha alcanzado, además, el título de campeona nacional, pero también se tituló campeona de las amazonas en la pasada competencia triangular, con sede en Ciego de Ávila.

Su meta es disminuir el tiempo de 18.50 segundos que alcanzó en una Feria del Sardo Cubano desarrollada en Sancti Spíritus, en la cual resultó ganadora en la modalidad de carrera alrededor de los barriles.

Mas, su modestia y sencillez le impiden reconocerse a sí misma como un prospecto dentro de las amazonas y barrileras de la isla, aunque, igual, esa entrega y el amor por lo que hace le imprimen un sello distintivo. Otros retos rondan a esta joven vaquera al formar parte desde hace seis años del equipo de escaramuzas Renacer que patrocina la Empresa Pecuaria Managuaco.

“Eso forma parte de los atractivos artísticos del rodeo y aunque parece fácil no lo es, mi estreno en este equipo fue durante una feria que tuvo como sede la pista de Rancho Sur, en La Sierpe, fue muy emocionante porque es algo totalmente diferente a lo que normalmente hago como barrilera, se trata de hacer ejercicios sobre la cabalgadura, pero con un vestuario de lujo, se galopea sentada de lado sobre el animal, con una montura especial, en este desempeño prima la uniformidad, pero, sobre todo, la concentración porque un error en el ejercicio puede ser fatal”.

Suena el silbato que indica la hora del inicio de la competencia en la pista Delio Luna Echemendía, de la ciudad del Yayabo, donde se desarrolla la Triangular Central Nacional del Rodeo y Coleo 2025. Al frente de los vaqueros espirituanos sale María Carla, portando la bandera de la estrella solitaria; con la elegancia de una reina realiza el recorrido, escoltada por algunos jinetes y se sitúa en el extremo que le corresponde.

 Luego de concluir la ceremonia de apertura, la joven vuelve a transitar por el área, se lleva consigo a los atletas que enarbolan banderas bicolores y entra en los cepos donde se alista para salir a realizar su carrera alrededor de los barriles. Pero antes, en el propio terreno, respira profundo, controla los nervios y acaricia a Mariachi para que la acompañe en esta prueba sin cometer errores.

Rosa Blanco Martínez

Texto de Rosa Blanco Martínez

Comentario

  1. Interesante historia la de esta jovencita, felicidades por este escrito

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