Cientos de miembros de la comunidad latina en Houston, en el sur de Estados Unidos, se manifestaron este domingo en contra de las deportaciones de migrantes iniciadas por el presidente Donald Trump y le pidieron que cese el hostigamiento contra ellos.
Ni bien retornó a la Casa Blanca el 20 de enero, el republicano inició con su anunciado plan de deportaciones de inmigrantes indocumentados, incluso autorizando el ingreso de agentes migratorios a lugares considerados sensibles, como iglesias, escuelas o centros de trabajo.
Al grito de «Aquí estamos y no nos vamos», «La raza unida jamás será vencida» o «Vivan los migrantes», latinos mayoritariamente de raíces mexicanas, hondureñas y salvadoreñas marcharon hasta el parque Hermann, escoltados por la policía montada, reclamando por el accionar de Trump, cuyo gobierno ha colocado el rótulo de «criminales» a todos aquellos migrantes que ingresaron al país irregularmente.
«No somos criminales como dice Trump, él es el criminal, él es el convicto [aludiendo a sus casos judiciales]. La gente viene a trabajar, a hacer una vida honesta (…) Siento que no es justo que deporten a los que no están quebrando la ley. Este país fue hecho por inmigrantes y así va a ser siempre», consideró Alfredo Castillo, jubilado de 63 años, estadounidense pero hijo y nieto de inmigrantes mexicanos.
En redes sociales se han difundido videos donde se observan a agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), realizando detenciones de inmigrantes en distintas ciudades estadounidenses.
«Estoy aquí para ser la voz de los que no tienen voz, por la gente que ahora está asustada. Mi abuela vino aquí hace mucho tiempo cuando estaba embarazada de mi madre, ilegal, para darle a todas nuestras generaciones una mejor vida, y su lucha es la razón por la que yo alcancé el sueño americano», dijo Alexandria Pike, una estilista de 34 años con raíces mexicanas.
Por su parte, Omar Martínez, un mexicano de 51 años que se naturalizó estadounidense, cuenta que él pasó también un tiempo «ilegal» antes de regularizar su situación, pero que siempre pagó sus impuestos. Trabaja en logística. Teme por sus familiares que aún no legalizan su estatus migratorio.
«Todavía tengo familiares que no son legales y son gente que tiene muchos años aquí, trabajadores, gente de bien, sin crímenes, y estamos asustados por ellos», contó. Y pidió a Trump «que pare de separar familias, hay gente buena, que deporte a la gente con crímenes, pero a la gente buena que la deje trabajar, que la deje aportar al país».
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