Pelea a 45 asaltos

Justo Díaz Castro ha sido un puntal para el boxeo espirituano y se convirtió en el mejor entrenador del alto rendimiento en la provincia durante el pasado año

“Que la provincia me haya reconocido fue una cosa muy grande”, asegura Justo. (Fotos: Vicente Brito/Escambray).

La de Justo Díaz Castro es una pelea a 45 asaltos. Los lleva en el rostro y en los pies que ya le pesan luego de devorar tantos kilómetros entre su natal Cabaiguán y el ring de la Academia Provincial de Boxeo, un deporte al que le ha sido fiel desde que cruzó guantes con él cuando apenas contaba 15 años.

Pero ese bregar lo coronó casi en el asomo de su retiro. Como técnico principal de la escuadra espirituana, vivió y lloró para verla ganar por primera vez un Torneo Nacional Playa Girón y ser subtitular en el propio 2024, hazaña que lo catapultó como el mejor entrenador del alto rendimiento en la provincia durante el pasado año.

Y cuando levantó el diploma, sintió que, más que 12 meses, le premiaban una vida que se encontró con el pugilismo en la Escuela Comandante Manuel Piti Fajardo, de Santa Clara. Sus primeros pasos como entrenador fueron en rines de Cifuentes, desde donde saltó a tierra espirituana en La Sierpe y la EIDE Lino Salabarría. También formó púgiles en Las Tunas, Ecuador, Brasil y Venezuela. En esos lares fue electo como mejor entrenador en la provincia ecuatoriana de Guayaquil, con cuatro medallas de oro en los Juegos Escolares, mientras en tierras bolivarianas repitió esa condición, con aportes de varios atletas al equipo nacional y uno para los Juegos Olímpicos.

Justo: Mientras tenga fuerzas se las estaré dando al boxeo.

Pero lo de hace unos meses rompió hasta sus mismos pronósticos, cuando desde una de las esquinas del cuadrilátero del Polideportivo Yayabo daba tantos golpes como sus pupilos en acción.

“Nunca se habían logrado tres medallas de oro en un Girón y se sabe de la calidad que tiene ese evento. Nos preparamos muy bien, pero todo el mundo lo hace. Eran los mismos muchachos, con las mismas ideas, la misma disciplina, los que salen con una sola concepción: que hay que ganar. Por eso a todos antes de subir les decía: “Antes que decidan los jueces, decide tú; los muchachos pelearon muy bien, se fajaron, hasta los que no pudieron ganar el título.

“A esos muchachos en la EIDE les enseñan la técnica y demás, pero en la Academia se enseña a competir, a ganar, una cosa es saber y otra es ganar y para eso se suman muchas cosas que hay que hacerlas en el momento de salir al ring”.

Quizás fue este Girón el más riguroso de los exámenes, de cuando cursó en el año 1993 una de sus mejores escuelas. Entonces bebió de los saberes y la experticia del profesor Alcides Sagarra: “Me quedó todo: experiencia, mucho conocimiento, decisiones que al final deciden en un pleito. Mucho de lo que sé se lo debo a ese hombre, tuve el honor de trabajar con Felix Savón y otros grandes. Mira, con él aprendí que el boxeador tiene que pelear, a veces te tropiezas con muchachos que te dicen: ‘Me duele una mano, me duele una rodilla’, buscan un pretexto, a veces es verdad; otras veces, no, pero con él había que boxear, salir a competir, hubo un tiempo que el boxeo era más técnico, de más movimientos, pero ahora hay que salir a pelear y la Olimpiada de París lo demostró con Erislandy Álvarez”.

Por haber trabajado —y con buenos resultados— en todas las categorías (plata y bronce varias veces en el juvenil y el 15-16), le sabe todas las cosquillas al boxeo. Mucho más a la de mayores, en la que lleva casi la mitad de su carrera como entrenador. Muchas generaciones de los mejores púgiles espirituanos han pasado por sus manos: el subcampeón olímpico Yudel Jhonson, el campeón mundial Yosbany Veitía, el medallista mundial Pablo Rojas, el talentoso Richard Poll…

Entre tantos “jorocudos”, Justo ha sabido salir airoso: “¿Para qué te voy a engañar?, problemas he tenido con todos. Los boxeadores no son mansitos, son agresivos, pero el respeto es el respeto. Los queremos, los ayudamos. Hoy los regañamos, mañana les damos la mano, compartimos, nos hemos tomado la cerveza juntos, pero hay que cumplir. Todos me quieren y yo los quiero”

En el boxeo se ha mantenido contra viento y marea: “El principal problema que tienen los muchachos es que hace como 10 años no tienen calzado, salen a correr por la carretera unos con zapatos y otros descalzos. Conocemos la situación del país, pero la alimentación es pésima, la preparación para esta competencia la pasamos a base de picadillo, un poco de caldo, a veces no teníamos líquido para desayunar”.

Pero ahí ha estado Justo para mantener el deporte espirituano entre lo mejor de Cuba: “El boxeo aquí goza de tremenda salud, tenemos cuatro hombres en la preselección ampliada del equipo nacional y tenemos un equipo aquí responsable. Aparte de eso, durante todos los años, al menos un boxeador nuestro ha estado en la competencia fundamental del boxeo cubano, como Juegos Olímpicos, Copas del Mundo, Panamericanos, Centroamericanos…, al punto de que en el último Mundial fueron tres y ahí está el trabajo no solo mío, sino de todos los entrenadores que les inculcamos que en el equipo nacional tienen que luchar por ser la primera figura, que es como tú puedes mantenerte”.

Es una especie de recompensa a este combate de largo aliento: “Llevo casi 45 años viajando de Cabaiguán a Sancti Spíritus en tiempos buenos y malos, entrenamos a las siete de la mañana y a las dos de la tarde, es un sacrificio grande. A veces en mi casa la mujer me dice: ‘Coño, Justo, tú no paras en la casa, hace falta esto, hace falta lo otro, pero hay que estar aquí porque, si no, no tienes resultados que hay que demostrar arriba del ring, por eso le agradezco la vida a ella que siempre ha estado cerca de mí, ayudándome al igual que mis hijas”.

La otra gratificación ya la saben: “Que la provincia me haya reconocido fue una cosa muy grande; entre tantos entrenadores buenos que hay aquí, me tocó y estoy muy contento con eso”.

Los 65 años le recuerdan que la jubilación está al bajar del cuadrilátero: “Tal vez me retire y me reincorpore, lo que sí sé es que mientras tenga fuerzas se las estaré dando al boxeo. Estoy cansado, pero no derrotado, como los boxeadores que en el tercer asalto llegan a la esquina y les digo: Estás cansado, pero aquel está más que tú y tienes que resolver el problema, hay que seguir pa’lante”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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