(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)
Querida Xiomara Castro Sarmiento, presidenta de la hermana República de Honduras;
Estimados Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe;
Jefes de delegaciones e invitados:
Quiero agradecer al hermano pueblo hondureño y, de manera especial, a la presidenta Xiomara Castro, su generosa hospitalidad y felicitarlos por el trabajo desempeñado al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, una organización constantemente amenazada por vientos divisionistas, que se han podido sortear con gestiones unitarias como la que nos convoca hoy aquí.
Creo que nunca antes fue tan visible y urgente para los pueblos de América Latina y el Caribe la necesidad de “andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”, adelantada advertencia de José Martí, quien vivió en el monstruo, conoció sus entrañas y comprendió, como Bolívar, que solo la unidad nos salvaría.
Las acciones emprendidas por el actual Gobierno de Estados Unidos desafían el multilateralismo y el Derecho Internacional, al desconocer principios básicos como la convivencia pacífica y la igualdad soberana entre los Estados.
Como Cuba ha venido advirtiendo con preocupación en sucesivas reuniones, la actual administración estadounidense está conformando una agenda agresiva, marcada por el unilateralismo en temas de migración, narcotráfico, comercio internacional y cambio climático, entre otros; a lo que se suma ahora el intento de controlar nuestras relaciones con socios extrarregionales.
El Gobierno de Estados Unidos amenaza y pretende legitimar la imposición de medidas coercitivas unilaterales, sin respeto al ordenamiento de los demás países. Procura convertir el chantaje, el acoso y la manipulación política en prácticas habituales contra nuestras naciones.
Las deportaciones de inmigrantes, muchos de ellos hacia cárceles de alta seguridad con bajos métodos, están ocurriendo de forma indiscriminada, sin respeto al debido proceso, sin demostración de culpabilidad y en condiciones duramente represivas. Esas prácticas constituyen abusos inaceptables de poder y violaciones de los derechos más elementales de ciudadanos latinoamericanos y caribeños.
Por ejemplo, nacionales venezolanos, cuya única falta parece haber sido carecer de estatus legal en Estados Unidos, han terminado encarcelados en prisiones destinadas a criminales altamente peligrosos, sin conocerse cuándo quedarán liberados o qué recurso legal los ampara, y sin que se haya ofrecido evidencia de que se trate de delincuentes.
La Base Naval, situada en territorio cubano ilegalmente ocupado en la provincia de Guantánamo, ha vuelto a emplearse para encarcelar migrantes, acto brutal e ilegal que amenaza la seguridad y la paz de Cuba y de la región.
Se intenta, igualmente, controlar infraestructuras como el Canal de Panamá, cuya soberanía la ejercen los panameños.
Este declarado retorno estadounidense a la Doctrina Monroe solo puede ser enfrentado con unidad, lo que equivale a decir con una CELAC fuerte y cohesionada en torno a sus principios fundacionales y a su acervo histórico, breve aún pero ya sustancial (Aplausos).
En un intento poco convincente de justificar esta conducta agresiva, el Gobierno estadounidense se presenta como Estado víctima, del cual se aprovecha el resto del mundo, y afirma que solo defiende su legítimo derecho a superar el abuso. Se trata de una distorsión oportunista de la historia y de la realidad.
Es de esperar que surjan nuevos intentos para debilitarnos, paralizarnos o fracturar las estructuras regionales, sabiendo que la división nos debilitaría.
Hoy reiteramos aquí lo dicho por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en la Tercera Cumbre de la CELAC, celebrada en Costa Rica en el 2015: “Desarrollar la unidad en la diversidad, la actuación cohesionada y el respeto a las diferencias seguirá siendo nuestro primer propósito y una necesidad ineludible (…)”.
Es con ese espíritu que Cuba propone encarar los desafíos actuales, colocando los intereses y objetivos comunes por encima de las diferencias y actuando como una auténtica comunidad regional.
En momentos en que el mundo vive una escalada de tensiones, un aumento de los conflictos bélicos y las guerras no convencionales, así como una profundización de las desigualdades, la exclusión social y la pobreza, resulta crucial unir esfuerzos y trabajar juntos por el bienestar, la paz y la seguridad de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Urge ampliar la cooperación, identificar proyectos beneficiosos para nuestras naciones y aprovechar las complementariedades entre las economías de la región.
Para ello resulta imprescindible concertar posiciones, defender los consensos históricos de la Comunidad e identificar visiones comunes en otros temas de interés para las naciones.
Pronunciarnos con una sola voz en foros internacionales será siempre una importante contribución a la lucha de los países en desarrollo por la instauración de un orden internacional democrático, justo, equitativo y respetuoso de la igualdad soberana de todos los Estados.
Hay que actuar sin más dilaciones para fortalecer las respuestas al cambio climático. Lo decimos desde el golpeado Caribe, que sufre los efectos de huracanes cada vez más devastadores.
Si los patrones irracionales e insostenibles de producción y consumo de las sociedades opulentas no cambian de manera urgente y significativa, no se podrá limitar el aumento de la temperatura media anual a 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales. Para algunos países ese desafío significa la existencia misma.
En nombre de un país que resiste por más de seis décadas ya las consecuencias humanas y materiales de un bloqueo económico y financiero, que se ha recrudecido en los términos más crueles, exigimos el cese inmediato de medidas coercitivas unilaterales contra países en desarrollo, que violan los principios y normas del Derecho Internacional.
Ese método criminal, que busca echar a los pueblos contra sus gobiernos, se ha ido extendiendo como práctica que contamina y enrarece las relaciones económicas internacionales, dado el poder casi absoluto del imperio sobre las instituciones financieras globales.
Cuba conoce a fondo el costo de esa política, que se ha endurecido de manera brutal en los últimos años. El Gobierno de los Estados Unidos continúa empeñado en asfixiar al pueblo cubano, provocar inestabilidad política con su cruel e ilegal guerra económica y precipitar el derrocamiento por la fuerza del Gobierno y el orden constitucional.
Su decisión infundada y unilateral de incorporar al país nuevamente a la fraudulenta lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, apenas horas después de la toma de posesión del nuevo Presidente, impacta de forma severa nuestras aspiraciones de desarrollo y sirve de pretexto para fortalecer el cerco contra Cuba y los efectos extraterritoriales del bloqueo que también perjudican a ciudadanos, pueblos y empresas de nuestra región.
A ello se suma ahora la infame campaña contra los programas de cooperación médica que Cuba brinda a más de cincuenta naciones, lanzando falaces acusaciones contra la labor solidaria de la isla y su positivo y significativo impacto en la vida de millones de personas en América Latina, el Caribe y el mundo.
Las restricciones a las visas de cualquier persona en el planeta que apoye o se beneficie de dichos programas constituyen un chantaje vulgar, una amenaza escandalosa y flagrante y una injustificada agresión.
Esa nueva presión no solo pretende castigar a Cuba y la vocación altruista y humanista de sus profesionales, sino que refleja un absoluto desprecio por la salud de los pueblos y las comunidades que reciben los beneficios de los servicios médicos cubanos.
Es iluso pensar que el Gobierno de los Estados Unidos, en lugar de soldados y armas, pueda enviar médicos en las mismas condiciones solidarias y preferenciales que lo hace Cuba (Aplausos).
Cuba ratifica su voluntad de mantener la cooperación pactada con cada país que lo ha requerido, mediante acuerdos legales, al amparo de las normas y la práctica internacional, la cual ha sido defendida con firmeza y transparencia, particularmente en las últimas semanas, por las hermanas naciones del Caribe.
Rechazamos en los términos más enérgicos las políticas criminales e inmorales impuestas por Estados Unidos contra el pueblo cubano, y llamamos a las naciones aquí presentes a respaldar el legítimo derecho de Cuba a vivir y desarrollarse en paz, sin bloqueos ni campañas de difamación.
Aprovecho la ocasión para agradecer el respaldo histórico de la CELAC al levantamiento del ilegal bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba y a la demanda de exclusión del país de la lista espuria de Estados supuestos patrocinadores del terrorismo.
Estimados colegas:
Frente a las intenciones del imperialismo de recolonizarnos y atentar contra la integridad territorial de las naciones, la CELAC puede desempeñar un papel clave si nos pronunciamos con voz firme y unida en rechazo al uso y a la amenaza del uso de la fuerza en la región.
Honramos así el compromiso adoptado con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, paradigma para fomentar relaciones de buena vecindad entre nuestros países, y de otros con la región.
Ratificamos el más firme respaldo al Gobierno de Venezuela, a su presidente Nicolás Maduro y al heroico pueblo bolivariano, cuya resistencia y voluntad soberana prevalecerán frente a las agresiones imperialistas.
Reafirmamos el apoyo a Nicaragua, a sus copresidentes Daniel Ortega y Rosario Murillo en la defensa de su soberanía y autodeterminación, ante los intentos de desestabilización e injerencia externa.
Confirmamos el respaldo de Cuba a las naciones caribeñas en su derecho a recibir un trato justo, especial y diferenciado, así como una reparación por los daños del colonialismo y la esclavitud.
Todo nuestro apoyo y solidaridad al hermano Estado Plurinacional de Bolivia en la defensa de la soberanía contra la injerencia estadounidense.
Reiteramos igualmente el compromiso inequívoco con la autodeterminación e independencia de Puerto Rico; los esfuerzos de paz en Colombia; y el derecho de Argentina sobre las islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Favorecemos la paz, la estabilidad y el desarrollo en Haití, y defendemos el legítimo derecho de su pueblo a encontrar una salida pacífica y sostenible a los históricos y a los nuevos desafíos que enfrenta.
En este momento de dolor traslado nuestras condolencias al pueblo y Gobierno de República Dominicana, y a los familiares de las víctimas.
Y aquí, como en todos los escenarios donde actúa y participa Cuba, condenamos firmemente el genocidio contra el pueblo palestino que comete Israel, apoyado por las armas, los fondos y el veto de Estados Unidos en las Naciones Unidas, al amparo del silencio cómplice de otros.
Apreciamos el mensaje alentador y de apoyo extendido por el compañero Xi Jinping, presidente de la República Popular China, a la celebración exitosa de esta Cumbre.
Reconocemos las contribuciones relevantes de China en pos del desarrollo de la región, y por la firme voluntad política de llevar a cabo proyectos tangibles que benefician a nuestros pueblos sobre la base de la complementariedad y el respeto mutuo.
El Foro China-CELAC, creado a partir de los acuerdos adoptados en la Segunda Cumbre de la CELAC en La Habana en el año 2014, se ha enriquecido a lo largo de estos años como un espacio efectivo de concertación y profundización de las relaciones multifacéticas entre China y la región.
Acogemos con beneplácito la próxima celebración de la reunión ministerial del Foro en el mes de mayo en Beijing, en la cual Cuba estará presente y trabajaremos en conjunto entre todas las partes para asegurar sus éxitos, considerando las oportunidades que brinda para asumir los desafíos del incierto y complejo escenario global.
Amigos latinoamericanos y caribeños:
Cuba siempre estará en la primera línea de los esfuerzos por fortalecer la CELAC y avanzar hacia una integración que permita reposicionar a América Latina y el Caribe en el escenario internacional.
Como expresara el líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: “A esa América Latina integrada y unida, Cuba está dispuesta a pertenecer, a discutir con ella cualquier tema, e incluso a derramar su sangre defendiendo lo que es hoy la primera trinchera de la independencia y soberanía de nuestros pueblos”.
Confiamos plenamente en que el presidente Gustavo Petro y la hermana Colombia sabrán conducir a la Comunidad durante el año 2025, y apoyamos su propuesta de acoger una agenda común multilateral; como acogemos la propuesta de Claudia, de una cumbre por el bienestar y la prosperidad de América Latina y el Caribe.
En ese empeño, y guiados por la máxima de la unidad en la diversidad, la solidaridad y la cooperación, les reitero que siempre podrán contar con Cuba.
La gravedad de esta hora de amenazas multiplicadas exige la multiplicación de fuerzas unitarias. Solo la unidad puede salvarnos. No demoremos más la integración soñada y peleada, desde Bolívar hasta nuestros días, por los más bravos hijos de Nuestra América.
¡Viva la CELAC!
¡Vivan nuestros pueblos!
Muchas gracias (Aplausos).
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