Rostros del transporte en Sancti Spíritus: Ricardo, el deseo de ayudar (+fotos)

Ricardo Palmero Rodríguez ha dedicado gran parte de su vida como taxista al servicio de transporte de pacientes de hemodiálisis en Sancti Spíritus

El verdadero reto de la labor de Ricardo no radica solo en la logística, sino en la conexión emocional que establece con los pacientes. (Fotos: Naturaleza Secreta)

Ricardo Palmero Rodríguez es un taxista de 68 años, pertenece a la Agencia de Taxis de Sancti Spíritus y ha dedicado gran parte de su vida profesional al servicio de transporte de pacientes de hemodiálisis.

Su historia comienza en 1978, cuando decidió adentrarse en el sector del transporte, aunque no fue hasta 1986 que adoptó el rol de chofer, un camino que lo llevaría a convertirse en piedra angular para aquellos que enfrentan la dura realidad de la enfermedad.

Nos cuenta que, en sus inicios, el servicio era un poco rudimentario; se cobraba un peso por recoger al paciente en casa, llevarlo a Servicios de Nefrología y Hemodiálisis del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos y regresarlo. Sin embargo, con el tiempo, la necesidad de un servicio más organizado se hizo evidente. “Esto se organizó y comenzamos a tener un servicio permanente con carros fijos para cada paciente”, explica. Esta evolución no solo mejoró la logística, sino que también permitió a los choferes establecer un vínculo más cercano con los pacientes.

“Siempre trato de ser puntual en la hora de recogida, porque ellos tienen un horario para entrar”, dice, enfatizando la importancia de la puntualidad en su trabajo. Cada paciente tiene un turno, y cualquier retraso puede afectar a los demás. Sin embargo, el verdadero reto de su labor no radica solo en la logística, sino en la conexión emocional que establece con los pacientes. “El mayor problema es cuando te fallece un paciente. Te familiarizas con ellos, confraternizas, y llega a ser parte de la familia”.

Ricardo entiende que su trabajo va más allá de ser un transportista. “No solo son clientes, son seres humanos que están sufriendo”, dice, subrayando la necesidad de empatía en su profesión. Para él, lo fundamental es que cada paciente se sienta bien atendido, especialmente en momentos en que pueden estar en condiciones delicadas.

A lo largo de su carrera, ha experimentado momentos que le han dejado huella. Uno de las más dolorosos ocurrió en la mañana del pasado primero de enero, cuando llegó a recoger a un paciente, solo para enterarse de que había fallecido la madrugada anterior. “Los vecinos fueron los que me dieron la noticia. Fue un momento muy difícil”, recuerda con pesar.

A pesar de todo, Ricardo encuentra satisfacción en su trabajo. “Lo que más disfruto es atender al paciente y que él se sienta bien. Frente a tanta enfermedad y muerte, lo que me mantiene aquí es el deseo de ayudar”, afirma.

Y en ese sentido, este taxista insiste en compartir un mensaje: “Cuando llegue un paciente de hemodiálisis a una farmacia o a cualquier lugar, se le debe dar una prioridad. Debemos tener más empatía, más comprensión hacia aquellos que enfrentan este tipo de situaciones”.

Con la mirada en el mañana, Ricardo refelxiona. “Estoy en vías de jubilarme, pero no me he olvidado de lo que me gusta. Después de la jubilación, seguiré en la rama del transporte, que es lo que siempre he hecho”.

(Tomado del perfil de Facebook del Ministro del Transporte de Cuba)

Eduardo Rodríguez Dávila*

Texto de Eduardo Rodríguez Dávila*

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