El organopónico El Estadio, de la ciudad de Sancti Spíritus, volvió a ser noticia: al recibir la placa XXII Congreso de la CTC se convirtió en el único de su tipo en la provincia que logra este reconocimiento, entregado en el contexto del recorrido número 100 del movimiento nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar.
Sabe lo que significa e imagina por qué se la concedieron; mas, para Alberto Gorrín Martín, su administrador, lo importante es trabajar para que su unidad tenga producción y productividad, pues de ahí se desprende todo lo demás.
Si algo distingue a este organopónico es el alto rendimiento agrícola. Mientras la media nacional ronda los 16 kilogramos por metro cuadrado, este sobrepasa los 25. “Eso es tener una siembra sistemática y escalonada durante todo el año, de cultivos de hoja principalmente, que son los que más dan producción”.

En El Estadio, que ostenta además la condición de triple excelencia, todo se aprovecha. Por eso en un mismo cantero coexisten el tomate, el ají, una mata de albahaca… Son más de 100 las especies entre hortalizas, condimentos frescos, plantas medicinales, frutales, cúrcuma, jengibre y café, entre otras, que ocupan todos los espacios.
“No es un área muy grande. Tenemos 0.60 hectárea y de hortalizas 0.13. Lo que pasa que es muy productivo porque es con tecnología de sistema de microjet. Además, producimos nuestra propia semilla, nuestros abonos con recursos locales y existe un aprovechamiento al ciento por ciento del área; tenemos 83 canteros de 20 y 24 metros y nunca los tenemos vacíos. Tratamos de mantener esto lo más verde posible”.
Una de las rarezas es que aquí existe lechuga casi todo el año: “Yo mojo la semilla de la lechuga, la pongo a pregerminar abajo en el refrigerador y, después que nace, ya lo que sí lleva es protegerla con guanos o con una malla y se da perfectamente. La tengo los 12 meses del año, en mayor o menor escala”.
De cuando nació en el año 1999 y fue “desalojado” del lugar que hoy ocupa parte de la corporación Cimex, hasta el 2005, cuando el huracán Denis le obligó a renacer, El Estadio se multiplicó al asimilar el organopónico contiguo: 26 de Julio. Además del espacio, aprovecha todas las brechas para producir, mucho más en tiempos en que el riego depende de los apagones. “A la hora que ponen la corriente vengo para acá y riego, lo mismo hace otro compañero, que entra a las cuatro de la mañana”.

La sostenibilidad productiva se expresa en ventas, ganancias, precios. “Siempre vendo por el precio que fija el Ministerio de Finanzas y Precios y hasta por debajo. Así y todo, tenemos ganancia porque soy capaz de sacar la semilla, incluso algunas que no existen en el país, y ahí me ahorro dinero al igual que con la producción de abonos orgánicos y eso hace que este sea un sistema sustentable. Todos los días se vende. Porque el punto que vende es el que siempre está abierto, si no pierde la clientela hasta que la gente se vuelva a enterar. Tengo la dicha de que un compañero que pasa por aquí, que no sé quién es, le tira fotos a la pizarra y me le da divulgación también”.
Bajo el concepto de la inclusión, el sentido de pertenencia y el pago por resultados, los trabajadores sienten el peso de su sacrificio en el bolsillo: “Trabajamos siete personas en tres áreas en lo que es la parte de las hortalizas. En una de ellas laboran tres personas con discapacidad. En verdad soy yo el que estoy arriba de todo, hago la siembra de las semillas en todas las áreas porque están tan caras y tan escasas que no se pueden botar. Ellos hacen los trasplantes.
“En estos días vino acá el director de la granja urbana de El Gigante y dijo que un obrero allá se ganó en un mes, más de 30 000 pesos y Joaquín, uno de mis trabajadores que tiene mucha área, le dijo: ‘¡Ah!, pero yo en un mes como diciembre me gané 77 800 pesos’. El pago es por resultado, algunos pueden ganar hasta 62 000 pesos. En un mes normal puede ganar 30 000 o 40 000 pesos, a la gente que está limitada le doy 10 000 pesos y les regalo cosas de aquí”.
El Estadio es como una especie de aula: “Trabajamos con la universidad, los estudiantes vienen a hacer sus experimentos desde hace muchos años, incluso vienen estudiantes extranjeros de Canadá. Ellos me han ayudado a hacer la producción de microorganismos eficientes a nivel local, aplicamos ciencia y técnica de verdad”, puntualiza Gorrín.
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