Con el avance de las labores de recuperación de cuerpos entre los escombros en Myanmar, la cifra de fallecidos por el terremoto de magnitud 7,7 del viernes último supera hoy las dos mil personas.
Numerosas edificaciones de varias ciudades del país sucumbieron al movimiento telúrico cuyo epicentro se localizó a 600 kilómetros de esta urbe, cerca de la segunda mayor del país, Mandalay, donde dañó el aeropuerto, puentes, carreteras; y arruinó barrios enteros.
Temperaturas por encima de los 40 grados Celsius, cortes de energía, escasez de combustible, comunicaciones irregulares y carencia de maquinaria pesada han ralentizado las operaciones de búsqueda y rescate.
Autoridades del país asiático refirieron que al menos 270 personas siguen desaparecidas y estimaron la cantidad de heridos en cerca de tres mil 900, sin embargo, todos los números podrían aumentar en las próximas horas.
La infraestructura de las telecomunicaciones quedó muy afectada, al igual que la de transporte, lo cual dificulta el desplazamiento por el territorio nacional y mantiene incomunicadas diversas zonas.
Algunos países como Rusia, China, India, Vietnam, Malasia y Japón comenzaron a enviar ayuda humanitaria y personal especializado en situaciones de búsqueda y rescate, pero la cantidad de territorio devastado y la población necesitada son bastante amplias.
Por otra parte, las réplicas del potente movimiento telúrico mantienen en alerta a varias ciudades de la nación asiática y a los residentes en estado de pánico, según reportan medios locales de prensa.
El terremoto del pasado viernes también hizo estragos en Tailandia, donde dejó al menos 18 muertos, 33 heridos y 78 desaparecidos, y daños a la infraestructura en casi una veintena de provincias.
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