Un Baraguá en Jarao

La protesta en predios espirituanos, protagonizada por Ramón Leocadio Bonachea, ocurrió 13 meses después de la de Mangos de Baraguá

El sitio donde tuvo lugar la célebre protesta de Jarao. (Foto: Archivo Escambray)

El 10 de febrero de 1878 las tropas mambisas cubanas firmaban la paz sin independencia, que luego del desgaste de la guerra, les ofrecía España a través del Pacto del Zanjón. Maceo, unas semanas después —el 15 de marzo— se interpuso a tal decisión y en Mangos de Baraguá salvó la dignidad de los cubanos. La protesta del Titán de Bronce es, según José Martí, “de lo más glorioso de nuestra historia”.

Ramón Leocadio Bonachea, como Maceo, no aceptó jamás las propuestas del Zanjón. Él continuó en el campo de batalla, fusil al hombro, machete en vaina.

Ramón Leocadio Bonachea, como Maceo, no aceptó jamás las propuestas del Zanjón.

LA HONRA DE LOS ESPIRITUANOS

El 15 de abril de 1879, luego de 13 meses de la Protesta de Baraguá, Bonachea acude a un encuentro con representantes del Gobierno colonial español en Hornos de Cal, Jarao, al sur de Sancti Spíritus. Allí el mambí acepta dejar la lucha y salir de la isla de Cuba, pero no sin antes dejar por escrito los motivos que lo mantuvieron altivo en la manigua.

En el documento históricamente conocido como Acta de Jarao, Ramón Leocadio Bonachea sentenció: “(…) De ninguna manera he capitulado con el Gobierno español ni con sus autoridades ni agentes, ni me he acogido al convenio celebrado en el Zanjón, ni con esto me hallo conforme bajo ningún concepto…”.

El Héroe Nacional expresó del honorable mambí: “El hombre de Hornos de Cal no tiene igual entre los que protestaron de la paz —del Zanjón—. Con menos recursos que Maceo, menos prestigio, menos ascendiente, persistió por más tiempo en un gesto supremo y no arrojó nunca un ápice de sombra sobre aquella figura que no cede ni ante la hazaña estupenda de Baraguá”.

Adriana Alfonso Martín

Texto de Adriana Alfonso Martín

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