Nació justo el séptimo día de abril de 1930, en la ciudad de Santiago de Cuba, pero no sabía el mundo que veía la luz la defensora de las mujeres cubanas. Vilma Espín Guillois fue revolucionaria en todos los sentidos.
En 1948, ingresó a la Universidad de Oriente, donde consolidó sus ideales y estudió Ingeniería Química. Durante su vida estudiantil integró la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y se sumó, junto a otros compañeros, a las acciones contra el golpe de Estado perpetrado por Batista en 1952. También se vinculó al Movimiento Nacional Revolucionario y luego al Movimiento 26 de Julio (M-26-7).
Luego de concluir un curso de posgrado en Estados Unidos, el 8 de junio de 1956 Vilma hizo escala en México para entrevistarse con Fidel Castro y los revolucionarios que se encontraban en el exilio preparando la lucha armada. Allí recibió instrucciones y mensajes para los combatientes de la clandestinidad en Cuba.
El 25 de noviembre y desde Tuxpan, México, había salido el yate Granma y el día 29 Frank País García, jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7, le informó a Vilma sobre la travesía de los cubanos. Bajo las órdenes directas de Frank, participó en el alzamiento armado de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956. Asela de los Santos, compañera de luchas, testificó que la casa de Vilma se convirtió en el cuartel general del movimiento clandestino en Cuba.
“Mientras Frank tuvo el Estado Mayor en mi casa, yo era la que hacía los contactos por teléfono, y lo hacía con el nombre de Alicia”, confesó en algún momento de su vida.
El 20 de julio de 1957 ascendió a la dirección de la lucha como coordinadora del M-26-7 en Oriente. En ella recayó la gran responsabilidad del abastecimiento a los frentes guerrilleros existentes en esos momentos.
El 22 de junio de 1958 Raúl Castro, jefe del Tercer Frente Oriental Frank País García, dictó la orden conocida como Operación Antiaérea, ocasión en que Vilma subió como intérprete de las conversaciones del comandante guerrillero con el cónsul norteamericano, debido a sus conocimientos del idioma inglés. A partir de este momento se decidió su permanencia como guerrillera y delegada del M-26-7 ante el Segundo Frente, atendiendo fundamentalmente la labor de abastecimiento. De esta manera, pasó a formar parte de la máxima dirección de la lucha en el territorio.
Después del triunfo revolucionario, en enero de 1959, sobrevino la etapa más conocida de su quehacer, al frente de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fundada el 23 de agosto de 1960. Vilma creó los círculos infantiles y empoderó, como nadie, a las féminas cubanas.
Integró el Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, condición en que fue ratificada sucesivamente. Fue diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) desde su primera legislatura y miembro del Consejo de Estado desde su constitución. Vilma presidió, desde su creación, la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la Igualdad de Derechos de la Mujer, de la ANPP.
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