Rostros del transporte en Sancti Spíritus: José Enrique, mantener el mañana seguro (+fotos)

A lo largo de su carrera, este chofer de ómnibus escolares ha tenido la fortuna de no haber sufrido ningún accidente. Su legado no se medirá en kilómetros recorridos, sino en las vidas que ha tocado

La relación de Enrique con los estudiantes y profesores que transporta es un aspecto que lo llena de satisfacción. (Fotos: Naturaleza Secreta)

Hace 43 años, José Enrique García Gómez decidió dar un paso que transformaría su vida para siempre. Desde entonces ha estado frente al timón de los ómnibus de la Empresa de Transporte Escolar de Sancti Spíritus. “Siempre me ha gustado manejar”, dice, recordando sus inicios al volante.

En aquellos días, al igual que ahora, para trabajar en la transportación de alumnos se requería cumplir con estrictos requisitos, como una demostrada experticia, y Enrique estaba decidido a ser parte de ese mundo.

“Empecé manejando motores, luego camiones, y hoy tengo todo tipo de licencia”, explica con cierto orgullo. A lo largo de su carrera, ha tenido la fortuna de no haber sufrido ningún accidente, un logro notable en una rama donde la seguridad es más valorada que en cualquier otra, al tratarse, nada más y nada menos, que de nuestros niños.

Pero, por supuesto, de fácil esto no tiene nada. “Lo más desafiante de este trabajo es la escasez de recursos”, confiesa, refiriéndose a la falta de lubricantes y neumáticos para los viejos ómnibus que operan en su ruta. “Tenemos carros muy viejos, algunos son Girones V y VI, y nos pasamos todo el tiempo arreglando por aquí e inventando por allá para que puedan seguir ofreciendo servicio”, añade, reflejando la realidad de un sistema que lucha por mantenerse a flote.

Claro que, donde la crudeza del contexto golpea, el calor humano salva. La relación de Enrique con los estudiantes y profesores que transporta es un aspecto que lo llena de satisfacción. “Todo el mundo me conoce, me llaman ‘El chino’. Nos llevamos muy bien, tanto profesores como alumnos, siempre mediando el respeto”.

Para Enrique, el transporte escolar no es solo un medio para llevar a los niños a la escuela; es una oportunidad para influir en sus vidas. “La importancia de este servicio es que ayudamos a formar a los niños desde el principio, hasta que se convierten en médicos, ingenieros o en lo que se propongan”. De cierta manera, él se siente parte de su educación.

Por otra parte, nos cuenta que “poco tiempo tengo libre porque las jornadas comienzan temprano y terminan tarde… salgo de casa a las 4 de la mañana y regreso a las 8 o 9 de la noche”. No obstante, cada momento que pasa con sus hijos y nietos es valioso y “los fines de semana ayudo en los quehaceres del hogar… no se puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa”, bromea.

Y con su esmero y el cariño que se ha ganado, el legado de este chofer de ómnibus escolares no se medirá en kilómetros recorridos, sino en las vidas que ha tocado y en el impacto que tiene en su comunidad. Sin duda, otro héroe anónimo, al menos hasta ahora, que mantiene nuestro mañana seguro.

(Tomado del perfil de Facebook del Ministro del Transporte de Cuba)

Eduardo Rodríguez Dávila*

Texto de Eduardo Rodríguez Dávila*

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *