La inmensidad épica de Belisario Izquierdo

A 64 años de la epopeya de Girón, liderada por Fidel, Escambray trae de vuelta las memorias de este combatiente, ya fallecido, quien estuvo en la Escuela de Responsables de Milicias, de Matanzas y se destacó en los combates de Playa Girón

Belisario Izquierdo integró el batallón de Responsables de Milicias durante los combates de Playa Girón.

A la distancia de 64 años, la épica de Playa Girón vuelve a la memoria. La victoria proclamada el 19 de abril de 1961, día de la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina, contó con el protagonismo de espirituanos como el ya fallecido combatiente Belisario Izquierdo Camacho.

Para el entonces integrante del batallón de Responsables de Milicias, el caserío de Pálpite, en la Ciénaga de Zapata, devino escenario donde la vida y la muerte solo estaban separadas por una niebla espesa de pólvora y humo.

El joven Belisario ya ni siquiera sentía la sed, el cuero de las botas rosando las ampollas de los pies. Un silbido penetrante calaba desde los oídos hasta el estómago.

“Nosotros nos situamos en la Ciénaga, bajo el fuego de los aviones, y comenzamos a combatir contra ellos, mientras que la infantería trataba de pasar. Eran tres aviones continuamente ametrallando desde las nueve de la mañana que nosotros llegamos allí hasta las tres o las cuatro de la tarde, cuando arribó la artillería.

“Estuvimos bajo ese fuego sin protección aérea. Allí cayeron cerca de 19 compañeros del batallón. Lo más impresionante para mí fue ver caer a un muchacho de 17 años, se llamaba Splúa, que dormía en la litera de arriba; cuando regresamos fue impactante ver la cama vacía. En esa batalla perdimos también a un profesor, a quien queríamos mucho, de apellido Arguelles; una bala calibre 50 lo destrozó”.

Entre pantanos y metralla enemiga se hizo el camino de la victoria, recordó Belisario años atrás.

“El avance fue de noche. Cuando habíamos recorrido un tramo de aquella zona costera, entre el diente de perro y el monte, no se veía nada; sentíamos un silbido y creíamos que era el enemigo. Había una tensión tremenda. Desde la madrugada estábamos combatiendo, sin tomar agua y sin ninguna alimentación.

“Yo llevaba un FAL, 300 tiros, el trípode de la ametralladora y una caja de balas, y no era solo yo; mis compañeros también llevaban tremendo peso encima. Era la carga para un mulo y así mismo estábamos combatiendo”.

Lo vivido en Pálpite jamás partió de la memoria del espirituano Belisario Izquierdo.

“Pálpite era un pueblecito de casitas de guano, de carboneros. Fue impresionante. Todavía era de día cuando salimos de ese lugar. Al pasar por el batey, ya prácticamente no había casas en pie, era casi todo cenizas. Veíamos las camitas y los cuerpos quemados, las personas adultas parecían niños porque se habían consumido. Por donde quiera que miraras solo había rastros de personas que la aviación había masacrado”.

La aplastante derrota de la operación mercenaria del Gobierno de Estados Unidos, preparada, en particular por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), llevó, sin dudas, el ardor de la juventud cubana. “Al referirse a nuestro batallón y específicamente a los caídos, Fidel, un mes después, en el discurso de graduación en la Escuela de Milicias, dijo: “No se graduaron de responsables de milicias, se graduaron de héroes eternos de la Patria”.

Arelys García

Texto de Arelys García
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus. Especializada en temas sociales.

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